Cierro hoy mi primer mes de metro diario, y me da por hacer balance.
Cuatro semanas después soy casi un veterano del tren subterráneo y he aprendido muchos trucos, por ejemplo:
- Qué vagón me deja más cerca de la siguiente salida
- Que el vagón que me deja más cerca de la siguiente salida, normalmente es el más lleno, porque hay muchos veteranos más idems que yo.
- Que equivocarse y ponerse en el vagón opuesto (por error) no es tan malo, porque al ser el último no hay aglomeración en las escaleras de subida
- Que hay que llevar otra tarjeta t10 para no quedarte sin saldo viajuno cuando más prisa llevas
- Que dejar pasar un metro lleno esperando que el siguiente esté menos lleno, es ciencia ficción
- Que no hay que ponerse cerca del sobaco de un señor que se agarra de lo alto de la barra
- Que (como anexo a la anterior) no todo el mundo se ducha por la mañana y que las chicas huelen mejor, por lo que hay que ponerse más cerca de ellas que de ellos. Y que las más jovenes huelen aún mejorCLOOOOOOOONCya decía yo que tardaba.
- Que hay que fijarse en porqué lado se sale para no hacer el ridículo en el otro, solo
- Que no hay que fiarse del mp7 oyendo el nombre de la próxima estación para no bajarse en Sagrada Familia, en lugar de Sagrera
- Que, aunque haya mejorado mucho del equilibrio (lo recomiendo como terapia, mucho mejor que la wiifit) no hay que hacerse el chulo soltándose de manos para no acabar encima de los que están sentados en el siguiente vagón
- Que leer en el metro hace más ameno el viaje, pero leer el interesantísimo capítulo final de un libro, puede hacer que al levantar la vista te hayas pasado tres paradas
- Que el cartel de "asientos reservados para ancianos, embarazadas,..." es de tinta transparente para muchos
Y sobre todo que no hay que desesperarse por perder un tren, porque siempre llega otro más tarde.
Como la vida misma
Apunta Aida
viernes, 30 de abril de 2010
jueves, 29 de abril de 2010
Día 472. Sigue el runrun
Será difícil volver a la normalidad, pero hay que hacerlo.
El caso Aida estará planeando por este blog un tiempo. Con tristeza, porque podía haber sido mejor. Con alegría, porque podía haber sido peor. Mucho peor.
En estos casos hay que agarrarse a lo positivo. Su vida está a salvo y eso es bueno para todos. Muy bueno.
Sera duro adaptarse al nuevo mundo que le espera. Sólo el tiempo irá poniendo las cosas en su sitio, poco a poco.
Carmen, su sufrida mamá, al tener que tomar tantas decisiones por ella estos días, se preguntaba la noche anterior a la operación si lo que estaba haciendo era lo correcto.
No lo dudes Carmen: SI
Tu hija ha estado en las mejores manos que podía estar, pero, inocentemente, llegó a quirófano con meses de retraso, quizá años. Culpa de nadie
El equipo médico de Can Ruti y el equipo de MED-EL han hecho lo imposible para salvar el nervio e implantar, pero se han encontrado un tumor inmenso.
Quiero felicitarles desde aquí por su implicación y profesionalidad en una postura egoísta por mi parte puesto que, a diferencia de Luis y Aida, Carmeta y yo hemos tenido mejor suerte (los tres últimos, casos de Neurofibromatosis).
Hoy más que nunca me avergüenzo de haberme quejado demasiado estos días que llevo de sordo. Hasta 5 veces me han dicho hoy que hace casi 500 días que podía haber estado en la misma situación. Es cierto, en mi moneda salió cara, y tengo que agradecerlo a quien corresponda, pero sobre todo al equipo del Dr. Roca y al de MED-EL.
Sé que ambos siguen trabajando en las soluciones de los dos casos.
Con todo lo mejor que la tecnología permite hoy día, sabedores de todas las posibilidades sin tener que usar el Google, porque conocen esas y muchas otras que no encontraremos en el buscador de internet.
No hace falta ir a Houston, en Badalona están los mejores.
Y lo conseguirán, vaya que sí.
El caso Aida estará planeando por este blog un tiempo. Con tristeza, porque podía haber sido mejor. Con alegría, porque podía haber sido peor. Mucho peor.
En estos casos hay que agarrarse a lo positivo. Su vida está a salvo y eso es bueno para todos. Muy bueno.
Sera duro adaptarse al nuevo mundo que le espera. Sólo el tiempo irá poniendo las cosas en su sitio, poco a poco.
Carmen, su sufrida mamá, al tener que tomar tantas decisiones por ella estos días, se preguntaba la noche anterior a la operación si lo que estaba haciendo era lo correcto.
No lo dudes Carmen: SI
Tu hija ha estado en las mejores manos que podía estar, pero, inocentemente, llegó a quirófano con meses de retraso, quizá años. Culpa de nadie
El equipo médico de Can Ruti y el equipo de MED-EL han hecho lo imposible para salvar el nervio e implantar, pero se han encontrado un tumor inmenso.
Quiero felicitarles desde aquí por su implicación y profesionalidad en una postura egoísta por mi parte puesto que, a diferencia de Luis y Aida, Carmeta y yo hemos tenido mejor suerte (los tres últimos, casos de Neurofibromatosis).
Hoy más que nunca me avergüenzo de haberme quejado demasiado estos días que llevo de sordo. Hasta 5 veces me han dicho hoy que hace casi 500 días que podía haber estado en la misma situación. Es cierto, en mi moneda salió cara, y tengo que agradecerlo a quien corresponda, pero sobre todo al equipo del Dr. Roca y al de MED-EL.
Sé que ambos siguen trabajando en las soluciones de los dos casos.
Con todo lo mejor que la tecnología permite hoy día, sabedores de todas las posibilidades sin tener que usar el Google, porque conocen esas y muchas otras que no encontraremos en el buscador de internet.
No hace falta ir a Houston, en Badalona están los mejores.
Y lo conseguirán, vaya que sí.
miércoles, 28 de abril de 2010
Día 471. Otro día especial
Me levanté con el pie derecho sabiendo que hoy el día era complicado para la familia "Ro", como llamamos aquí a las tías de Aida, nuestra peque, que a las 8 entraba en quirófano con el miedo en el cuerpo.
Llegué al despacho de forma mecánica, sin apenas recordar como había llegado hasta allí. Un empanamiento, que se dice..
Sabía que la operación iba a ser larga, no se trataba de ponerle un implante, había que sacarle un tumor. Una sandía de tumor.
Durante la mañana la concentración en el trabajo ha sido difícil. Sin noticias de Ro's.
Al mediodía me sumergí en la lectura de Marina, últimos capítulos. La trama del libro no ayudaba mucho que dijéramos.
Por la tarde seguíamos sin noticias. Mando un mensaje a Abel, que está trabajando en el mismo hospital, para ver si podía pasarse por los alrededores del quirófano, a ver qué se encontraba.
Y se ha encontrado el momento en que el doctor informaba a la familia. Un momento triste que no dejaba ver las buenas noticias. El Abel me cuenta que casi llora con ellas. El tumor había crecido desde las últimas pruebas y ha sido imposible salvar el nervio. Nada que hacer.
La buena noticia era que el facial estaba intacto, y eso en una niña como ella, era muy importante.
¿ El otro oído ? Aún hay posibilidades de implante coclear, y, a las malas, de troco.
Lo que quedaba de tarde se me ha hecho eterno, el nudo en la garganta no bajaba tras un litro de agua.
Al llegar a casa me encuentro a Lucía planchando, que ya sabía cómo había ido.
¿Vamos a verlos? Vamos. Me responde dejando la plancha a medias.
Al llegar al hospital no los hemos encontrado. Estaban en el pueblo cercano. Hemos ido a tomar una cerveza con los padres y 3 tías.
Después de las primeras impresiones, y flotando en el ambiente varias veces la palabra "putada", nos hemos relajado, analizando los pros y los contras, intentando encontrar más de los primeros, y volviendo de vez en cuando lo de "putada".
Hemos vuelto a acompañarles al hospital, para que no se perdieran, perdiéndonos por el camino, ya oscuro.
El futuro va a ser duro para Aida y para la família. Muy duro.
Pero la vida tiene estos accidentes, y otros peores.
Y tener una gran familia alrededor, ayuda.
Y ella la tiene.
Mientras venía en el metro desde el trabajo me fijaba en las muchas caras de los que corrían por los andenes. Algunas alegres, otras tristes, otras sin expresión.
Todos ellos ajenos a lo que ha pasado hoy en Can Ruti.
Porque a pesar de eso, hoy, la vida seguía fuera.
Y seguirá.
Y lo más bonito es vivirla.
Llegué al despacho de forma mecánica, sin apenas recordar como había llegado hasta allí. Un empanamiento, que se dice..
Sabía que la operación iba a ser larga, no se trataba de ponerle un implante, había que sacarle un tumor. Una sandía de tumor.
Durante la mañana la concentración en el trabajo ha sido difícil. Sin noticias de Ro's.
Al mediodía me sumergí en la lectura de Marina, últimos capítulos. La trama del libro no ayudaba mucho que dijéramos.
Por la tarde seguíamos sin noticias. Mando un mensaje a Abel, que está trabajando en el mismo hospital, para ver si podía pasarse por los alrededores del quirófano, a ver qué se encontraba.
Y se ha encontrado el momento en que el doctor informaba a la familia. Un momento triste que no dejaba ver las buenas noticias. El Abel me cuenta que casi llora con ellas. El tumor había crecido desde las últimas pruebas y ha sido imposible salvar el nervio. Nada que hacer.
La buena noticia era que el facial estaba intacto, y eso en una niña como ella, era muy importante.
¿ El otro oído ? Aún hay posibilidades de implante coclear, y, a las malas, de troco.
Lo que quedaba de tarde se me ha hecho eterno, el nudo en la garganta no bajaba tras un litro de agua.
Al llegar a casa me encuentro a Lucía planchando, que ya sabía cómo había ido.
¿Vamos a verlos? Vamos. Me responde dejando la plancha a medias.
Al llegar al hospital no los hemos encontrado. Estaban en el pueblo cercano. Hemos ido a tomar una cerveza con los padres y 3 tías.
Después de las primeras impresiones, y flotando en el ambiente varias veces la palabra "putada", nos hemos relajado, analizando los pros y los contras, intentando encontrar más de los primeros, y volviendo de vez en cuando lo de "putada".
Hemos vuelto a acompañarles al hospital, para que no se perdieran, perdiéndonos por el camino, ya oscuro.
El futuro va a ser duro para Aida y para la família. Muy duro.
Pero la vida tiene estos accidentes, y otros peores.
Y tener una gran familia alrededor, ayuda.
Y ella la tiene.
Mientras venía en el metro desde el trabajo me fijaba en las muchas caras de los que corrían por los andenes. Algunas alegres, otras tristes, otras sin expresión.
Todos ellos ajenos a lo que ha pasado hoy en Can Ruti.
Porque a pesar de eso, hoy, la vida seguía fuera.
Y seguirá.
Y lo más bonito es vivirla.
martes, 27 de abril de 2010
Día 470. Un día especial
Me levanté con el pie derecho con la certeza de que hoy iba a ser un día especial, el día a partir del cual dejaba de ver 44s y me pasaba al 45, el de la rima graciosa.
Me afeité, porque el día así lo requería (y pa no pinchar a las féminas con sus besicos de felicitación).
Me eché mi fragancia favorita. 2 veces, pa hacer honor a su nombre... y porque era un día especial.
"Jdr! qué tufo" (pensé).
"Bueno, el metro ya se encargará de aparentar que sólo me he echado una" (volví a pensar).
Salí de casa no sin antes mirarme al espejo del recibidor, levantando una ceja y diciéndole a mi hermano gemelo, el que tiene cocleada la otra oreja: "pues a tus 45 tampoco estás tan mal, chaval" (si no me quiero yo...).
En la calle había un cielo azul, de los que a mí me gustan. Vaya regalazo.
Me dí cuenca de que no llevaba a Marina. Después de debatirme al estilo Ricky Martin (un pasito pa lante, un pasito patrás, ¿o habías pensado otra cosa?) entre si subir o pasarme hora y media de metro (ida y vuelta) mirando las paradas encenderse, decidí subir. Dime enérgico.
Volví a mirar al gemelo (aunque esta vez no mese levantó -la ceja-) y le dije lo de: "no has cambiado nada, desde la última vez que nos vimos". Dime tópico.
Al leer los correos, otro regalazo: Daniel, el taxista, me había contestado un email. Mira, me ha hecho ilu. Dime simplón.
Después de algunos besuqueos y saludos de los que se acuerdan de mí (no he dicho que era mi cumple a nadie) he recibido un SMS de mi querida mujer, que me ha dejao empanao media mañana, con la sonrisa tonta. Dime ñoño.
Al mediodía, la Tere me ha regalao un Pepe Sordisas de cartón piedra, cocleao y tuneao con sus manicas. Dile apañá.
Después de unos cuantos jajases en la comida, me he autoregalao un Mendoza y un Reverte, pa cuando mate a Marina. Dime sádico.
Por la tarde no han habido más besicos (mierrrrrr), y a estas alturas tampoco nadie ha rimado con mis nuevos años. Diles comedidos.
Eso sí, en el feisbu he recibido muuuuuchas felicitaciones. Dime niñato.
Un día especial, que acabaré de una manera especial y que contaré mañana.
Dime intrigante...
... o dime kaab...
Me afeité, porque el día así lo requería (y pa no pinchar a las féminas con sus besicos de felicitación).
Me eché mi fragancia favorita. 2 veces, pa hacer honor a su nombre... y porque era un día especial.
"Jdr! qué tufo" (pensé).
"Bueno, el metro ya se encargará de aparentar que sólo me he echado una" (volví a pensar).
Salí de casa no sin antes mirarme al espejo del recibidor, levantando una ceja y diciéndole a mi hermano gemelo, el que tiene cocleada la otra oreja: "pues a tus 45 tampoco estás tan mal, chaval" (si no me quiero yo...).
En la calle había un cielo azul, de los que a mí me gustan. Vaya regalazo.
Me dí cuenca de que no llevaba a Marina. Después de debatirme al estilo Ricky Martin (un pasito pa lante, un pasito patrás, ¿o habías pensado otra cosa?) entre si subir o pasarme hora y media de metro (ida y vuelta) mirando las paradas encenderse, decidí subir. Dime enérgico.
Volví a mirar al gemelo (aunque esta vez no mese levantó -la ceja-) y le dije lo de: "no has cambiado nada, desde la última vez que nos vimos". Dime tópico.
Al leer los correos, otro regalazo: Daniel, el taxista, me había contestado un email. Mira, me ha hecho ilu. Dime simplón.
Después de algunos besuqueos y saludos de los que se acuerdan de mí (no he dicho que era mi cumple a nadie) he recibido un SMS de mi querida mujer, que me ha dejao empanao media mañana, con la sonrisa tonta. Dime ñoño.
Al mediodía, la Tere me ha regalao un Pepe Sordisas de cartón piedra, cocleao y tuneao con sus manicas. Dile apañá.
Después de unos cuantos jajases en la comida, me he autoregalao un Mendoza y un Reverte, pa cuando mate a Marina. Dime sádico.
Por la tarde no han habido más besicos (mierrrrrr), y a estas alturas tampoco nadie ha rimado con mis nuevos años. Diles comedidos.
Eso sí, en el feisbu he recibido muuuuuchas felicitaciones. Dime niñato.
Un día especial, que acabaré de una manera especial y que contaré mañana.
Dime intrigante...
... o dime kaab...
lunes, 26 de abril de 2010
Día 469. Taxiiii !
Me gusta vomitar letras
Y dirás: tás comío siete Mendozas
Y diré: todavía no
El caso (o suceso) es que lo que yo hago en este blog no podría calificarlo como literatura, es más tampoco sabría calificarlo.
Llamémosle escritura novel (wkp2. novel: empezal a no milal nada).
La llegada de los blogs ha hecho que se animen a teclear textos muchissssmas personas entre las que me incluyo. Hoy en día si no tienes un blog, ni cuenta en el feisbú, tuiters y demases, no eres casi nadie. Y si no usas interné, ni sabes de qué te hablo, eres extraterrestre (tranquil@, si estas leyendo esto, evidentemente no es tu caso).
Creo que en los últimos meses he leído la mayor parte de los libros de toda mi vida. Siento envidia sana de lo que leo (bueno, no de todo, porque hay morralla a cascoporro, que no sirve pa ná dentro del desarrollo de las diferentes situaciones) y alguna vez me he planteao si sería capaz de escribir tantas páginas desarrollando una historia.
La respuesta siempre ha sido negativa. Soy de relatos cortos, en forma de post (aunque últimamente me enrollo como una persiana, lo reconejo) y no me veo capaz, la verdá.
Pero me llama la atención que, al igual que los lectores que compran los libros, hay todo un gentío que consume blogs, entre los que te puedes incluir si estás leyendo esto.
Por un efecto viral, del que soy víctima, al recomendarnos blogs entre los dueños de los mismos, las visitas van subiendo. No hace falta ser un gran escritor para que te lean, y además cada cual le da un estilo único y personal al suyo.
Mejorando lo presente (entiéndase “lo presente” como mis queridos blogs amigos de la derecha), me gusta leer el “ni libre ni ocupado”.
Lo mantiene Daniel, un taxista con mucha gracia y personalidad escribiendo. En él relata sus vivencias en el taxi, su hilo conductor (pepechiste malo).
Es un blog que está teniendo mucha repercusión en los medios, hasta tal punto que ha sido invitado por el Instituto Cervantes para dar una conferencia en Tel Aviv.
Me quedo muerrrrrrrta.
Me alegra mucho saber que un escritor novel (bueno, ya lleva unos añitos de blog), ajeno al mundo literario, se ha puesto al mismo nivel de Mendozas y Zafones con sus historias, recopiladas en el libro del mismo nombre (del blog).
Enhorabuena Daniel, te lo has currao.
Con modestia, y despacito, tomo nota.
Y dirás: tás comío siete Mendozas
Y diré: todavía no
El caso (o suceso) es que lo que yo hago en este blog no podría calificarlo como literatura, es más tampoco sabría calificarlo.
Llamémosle escritura novel (wkp2. novel: empezal a no milal nada).
La llegada de los blogs ha hecho que se animen a teclear textos muchissssmas personas entre las que me incluyo. Hoy en día si no tienes un blog, ni cuenta en el feisbú, tuiters y demases, no eres casi nadie. Y si no usas interné, ni sabes de qué te hablo, eres extraterrestre (tranquil@, si estas leyendo esto, evidentemente no es tu caso).
Creo que en los últimos meses he leído la mayor parte de los libros de toda mi vida. Siento envidia sana de lo que leo (bueno, no de todo, porque hay morralla a cascoporro, que no sirve pa ná dentro del desarrollo de las diferentes situaciones) y alguna vez me he planteao si sería capaz de escribir tantas páginas desarrollando una historia.
La respuesta siempre ha sido negativa. Soy de relatos cortos, en forma de post (aunque últimamente me enrollo como una persiana, lo reconejo) y no me veo capaz, la verdá.
Pero me llama la atención que, al igual que los lectores que compran los libros, hay todo un gentío que consume blogs, entre los que te puedes incluir si estás leyendo esto.
Por un efecto viral, del que soy víctima, al recomendarnos blogs entre los dueños de los mismos, las visitas van subiendo. No hace falta ser un gran escritor para que te lean, y además cada cual le da un estilo único y personal al suyo.
Mejorando lo presente (entiéndase “lo presente” como mis queridos blogs amigos de la derecha), me gusta leer el “ni libre ni ocupado”.
Lo mantiene Daniel, un taxista con mucha gracia y personalidad escribiendo. En él relata sus vivencias en el taxi, su hilo conductor (pepechiste malo).
Es un blog que está teniendo mucha repercusión en los medios, hasta tal punto que ha sido invitado por el Instituto Cervantes para dar una conferencia en Tel Aviv.
Me quedo muerrrrrrrta.
Me alegra mucho saber que un escritor novel (bueno, ya lleva unos añitos de blog), ajeno al mundo literario, se ha puesto al mismo nivel de Mendozas y Zafones con sus historias, recopiladas en el libro del mismo nombre (del blog).
Enhorabuena Daniel, te lo has currao.
Con modestia, y despacito, tomo nota.
domingo, 25 de abril de 2010
Día 468. Señalando
Esta mañana fui a dar un paseo con Marina
Y dirás: y lo sabe Lucía
Y diré: peraaaaaaaaaa (que hace mucho que no lo decía)
Marina es mi nueva víctima literaria, la obra de Zafón anterior a "La sombra del viento", que llevaba encima en mi paseo anexo al del pan que hago muchos domingos y que pronto sustituiremos por playa.
Son pausas (kitkats) que necesito para desconectar cuando tengo trabajo de teclita los findes, cosa que sucede muy a menudo, una cruz como otra cualquiera.
Cuando me atasco en algún trabajo que no me sale, hago un kitkat, y al volver todo vuelve a funcionar, como el viejo eslogan del 3 en 1.
Anoche kitkeé con una película de la tele: Señales del futuro, con Nicolas Cage, donde hace el papel de un astrofísico cuyo hijo, aparentemente sordo (con su audífono y su lenguaje de signos incorporado) encuentra un papel con números que resultaron ser profecías catastrofistas.
Lo de aparentemente sordo se descubre más adelante. El pequeño oye como unos susurros en su cabeza desde siempre, por eso lo llevaron al médico y le pusieron el audífono (esto debe estar basado en un error real), que luego resulta ser un mensaje extraterrestre (claro, como lo iban a saber los médicos).
Los extraterrestres se llevan al niño (y a otra niña) a otro planeta dejando a sus padres en tierra. Sólo podían ir los que oyeron la señal (el susurro), los elegidos, vaya. Jódete Nicolas.
El resto se esperan a que la explosión solar destruya el mundo en cuestión de minutos, pero esta vez al menos no por culpa nuestra.
Y así acaba la peli.
Siento contar el final, pero es de aquellas películas que no retendré en mi memoria, no por el tema de los extraterrestres, porque me parecen tan de ciencia ficción como San Pedro y compañía (con pirduuun para los creyentes), y no encontré ningún mensaje aprovechable.
Bueno, quizá dos cositas:
1) Los que tenemos zumbidos permanentes en la cabeza, ¿también somos los elegidos?
2) Si se va a acabar el mundo de esta forma (rápido y sin dolor), por favor, que sea antes de pagar la renta, al menos.
PS: poca broma con el tema de las tormentas solares: enlace
Y dirás: y lo sabe Lucía
Y diré: peraaaaaaaaaa (que hace mucho que no lo decía)
Marina es mi nueva víctima literaria, la obra de Zafón anterior a "La sombra del viento", que llevaba encima en mi paseo anexo al del pan que hago muchos domingos y que pronto sustituiremos por playa.
Son pausas (kitkats) que necesito para desconectar cuando tengo trabajo de teclita los findes, cosa que sucede muy a menudo, una cruz como otra cualquiera.
Cuando me atasco en algún trabajo que no me sale, hago un kitkat, y al volver todo vuelve a funcionar, como el viejo eslogan del 3 en 1.
Anoche kitkeé con una película de la tele: Señales del futuro, con Nicolas Cage, donde hace el papel de un astrofísico cuyo hijo, aparentemente sordo (con su audífono y su lenguaje de signos incorporado) encuentra un papel con números que resultaron ser profecías catastrofistas.
Lo de aparentemente sordo se descubre más adelante. El pequeño oye como unos susurros en su cabeza desde siempre, por eso lo llevaron al médico y le pusieron el audífono (esto debe estar basado en un error real), que luego resulta ser un mensaje extraterrestre (claro, como lo iban a saber los médicos).
Los extraterrestres se llevan al niño (y a otra niña) a otro planeta dejando a sus padres en tierra. Sólo podían ir los que oyeron la señal (el susurro), los elegidos, vaya. Jódete Nicolas.
El resto se esperan a que la explosión solar destruya el mundo en cuestión de minutos, pero esta vez al menos no por culpa nuestra.
Y así acaba la peli.
Siento contar el final, pero es de aquellas películas que no retendré en mi memoria, no por el tema de los extraterrestres, porque me parecen tan de ciencia ficción como San Pedro y compañía (con pirduuun para los creyentes), y no encontré ningún mensaje aprovechable.
Bueno, quizá dos cositas:
1) Los que tenemos zumbidos permanentes en la cabeza, ¿también somos los elegidos?
2) Si se va a acabar el mundo de esta forma (rápido y sin dolor), por favor, que sea antes de pagar la renta, al menos.
PS: poca broma con el tema de las tormentas solares: enlace
sábado, 24 de abril de 2010
Día 467. Afotos
Ayer fue Sant Jordi en Catalunya, cosa que pasa una vez al año, sólo.
Aquí no es festivo, cosa que no se entiende, pues es un día de tenderetes de libros y rosas por todos sitios.
Libros para ellos, de ellas.
Rosas para ellas, de ellos.
Una tradición que saca a la calle a medio Barcelona, especialmente por la Rambla de Catalunya y Passeig de Gràcia, donde muchos escritores firman sus libros cada año.
Me acerqué con mi hermana, la Tere (no tengo otra, que yo sepa).
Sin habérnoslo dicho previamente, llevábamos encima un Mendoza cada uno, por si encontrábamos a nuestro escritor favorito firmando. No hubo suerte, estuvo por la mañana.
Después de un buen rato de paseo, sin mirar muchos libros, me llamó la atención uno, un recopilatorio de los inventos del profesor Franz de Copenhague, que muchos recordaréis del TBO. Estaba en muchos tenderetes, pero me acerqué a éste.
Ni lo ojeé porque la vista se me fue a una colección de pequeños libretos de fotos antiguas, entre ellos de nuestro pueblo, donde Tere y yo hemos pasado media vida juntos: Sant Feliu de Llobregat.
En la portada, una foto de 1930, donde se ve nuestra primera casa, la que me vio nacer.
En ella, al fondo, se ven los reconocibles pisos de Can Bertrand, aún en pie y que podéis ver también en esta foto tomada en "el terrao" donde estoy con la Tere y mi abuela, comiéndonos (mirando) la mona de pascua.
Te lo regalo. Dije.
Vale! Dijo.
Dos por ocho leuros. Yo me regalé otro.
Con los pies haciendo chupchup, la Tere se fue a su trabajo y yo a mi casa, la de ahora, a 15 kilómetros de Sant Feliu.
Al poco rato me mandó un SMS que decía: mira la página 22.
Me quedé de piedra. En la página 22 una foto de la calle de nuestra segunda casa de San Feliu, en la que no sólo se ve esa casa sino su terraza.
Esa terraza donde mi padre cuidaba sus pajaritos y mi madre tendía la ropa. Desde donde la Tere y yo mirábamos el alboroto del colegio de enfrente, el de las Mercedarias. Donde pasamos tantas y tantas horas.
Tengo la convicción de que una foto no es un trozo de papel, sino un pequeño almacén de emociones. Emociones que sólo están al alcance de sus dueños y afines. Una misma foto no causa la misma reacción según quien la ve.
Las fotos nos transportan a experiencias pasadas, casi siempre a días felices, porque a los tristes no hacemos fotos. Nos hacen reír y sonreír, y en algunos casos llorar de melancolía.
Las fotos están vivas y mueven energías. Buenas energías.
Las mismas que, desde ese tenderete de Rambla Catalunya y, como si fuera una pescadera a voces en el mercado, nos gritaron, sin voz, a la Tere y a mi:
Aquí no es festivo, cosa que no se entiende, pues es un día de tenderetes de libros y rosas por todos sitios.
Libros para ellos, de ellas.
Rosas para ellas, de ellos.
Una tradición que saca a la calle a medio Barcelona, especialmente por la Rambla de Catalunya y Passeig de Gràcia, donde muchos escritores firman sus libros cada año.
Me acerqué con mi hermana, la Tere (no tengo otra, que yo sepa).
Sin habérnoslo dicho previamente, llevábamos encima un Mendoza cada uno, por si encontrábamos a nuestro escritor favorito firmando. No hubo suerte, estuvo por la mañana.
Después de un buen rato de paseo, sin mirar muchos libros, me llamó la atención uno, un recopilatorio de los inventos del profesor Franz de Copenhague, que muchos recordaréis del TBO. Estaba en muchos tenderetes, pero me acerqué a éste.
Ni lo ojeé porque la vista se me fue a una colección de pequeños libretos de fotos antiguas, entre ellos de nuestro pueblo, donde Tere y yo hemos pasado media vida juntos: Sant Feliu de Llobregat.
En la portada, una foto de 1930, donde se ve nuestra primera casa, la que me vio nacer.
En ella, al fondo, se ven los reconocibles pisos de Can Bertrand, aún en pie y que podéis ver también en esta foto tomada en "el terrao" donde estoy con la Tere y mi abuela, comiéndonos (mirando) la mona de pascua.
Te lo regalo. Dije.
Vale! Dijo.
Dos por ocho leuros. Yo me regalé otro.
Con los pies haciendo chupchup, la Tere se fue a su trabajo y yo a mi casa, la de ahora, a 15 kilómetros de Sant Feliu.
Al poco rato me mandó un SMS que decía: mira la página 22.
Me quedé de piedra. En la página 22 una foto de la calle de nuestra segunda casa de San Feliu, en la que no sólo se ve esa casa sino su terraza.
Esa terraza donde mi padre cuidaba sus pajaritos y mi madre tendía la ropa. Desde donde la Tere y yo mirábamos el alboroto del colegio de enfrente, el de las Mercedarias. Donde pasamos tantas y tantas horas.
Tengo la convicción de que una foto no es un trozo de papel, sino un pequeño almacén de emociones. Emociones que sólo están al alcance de sus dueños y afines. Una misma foto no causa la misma reacción según quien la ve.
Las fotos nos transportan a experiencias pasadas, casi siempre a días felices, porque a los tristes no hacemos fotos. Nos hacen reír y sonreír, y en algunos casos llorar de melancolía.
Las fotos están vivas y mueven energías. Buenas energías.
Las mismas que, desde ese tenderete de Rambla Catalunya y, como si fuera una pescadera a voces en el mercado, nos gritaron, sin voz, a la Tere y a mi:
"llevadme a vuestra casa"
viernes, 23 de abril de 2010
Día 466. A cara y cruz
El oído izquierdo de Luis se iba apagando por una otitis.
Tuvo un accidente de moto y su correspondiente fractura craneal, lo que derivó en una cofosis de su oído derecho.
Empezó su cruz.
A pesar de vivir sólo con la compañía de su perrita fiel, se defendía bastante bien en su prejubilación forzada y siempre mostraba buena cara hasta que el audífono empezó a estorbar más que ayudar.
Le hablaron del implante coclear y no tuvo más remedio que operarse.
Tiró la moneda al aire y salió cruz. Su coclea calcificada sólo permitió el paso de cuatro electrodos de los doce posibles de su modelo.
No quedó contento con el resultado, y apenas se ponía el procesador. Le gustaba más el silencio.
Su logopeda, Carmen, le habló de este blog y que le iría bien entrar para relacionarse con otros implantados.
Recuerdo ver su cara en los seguidores antes que su primer comentario, que le costó entrarlo como un mal parto. En su primer día revolucionó el patio y hubo un récord de visitas. "El nuevo" tenía ganas de hablar y todos respondimos a su llamada.
Sus comentarios rezumaban melancolía, un sentido del humor muy particular y una aceptación de ser viejterano, como gustaba autodefinirse desde que le regañé por presumir de viejo.
Sibarita incondicional, lo arrastré sin saberlo a un japonés un mediodía de Julio. Me pareció mucho más joven de lo que predicaba. Nos costó entendernos entre tanto ruido, pero nos entendimos.
Después hubieron más kedas, más arroces y más bogavantes, y el cariño de sus palabras cada noche por aquí. Y sus cabreos, que también los ha habido. Y sus reconciliaciones, perdones y arrepentimientos, porque es un señor.
No hace mucho que su implante decidió que no quería estar ahí. Por un lado era una mala noticia. Por otro tenía ilusión en que en esa operación le pudieran activar algún electrodo más.
Esta semana ha sido intervenido. La moneda volvió a caer en cruz.
El rebelde implante no ha querido volver a ese oído.
Cero electrodos.
Pero nada está perdido. Queda otra coclea que, aunque hace 40 años que no trabaja, todavía puede despertar.
Y volverá a tirar la moneda.
Si has seguido el relato, querido Luis, no dudes de lo que vendrá ahora (pulsa en la imagen)


Tuvo un accidente de moto y su correspondiente fractura craneal, lo que derivó en una cofosis de su oído derecho.
Empezó su cruz.
A pesar de vivir sólo con la compañía de su perrita fiel, se defendía bastante bien en su prejubilación forzada y siempre mostraba buena cara hasta que el audífono empezó a estorbar más que ayudar.
Le hablaron del implante coclear y no tuvo más remedio que operarse.
Tiró la moneda al aire y salió cruz. Su coclea calcificada sólo permitió el paso de cuatro electrodos de los doce posibles de su modelo.
No quedó contento con el resultado, y apenas se ponía el procesador. Le gustaba más el silencio.
Su logopeda, Carmen, le habló de este blog y que le iría bien entrar para relacionarse con otros implantados.
Recuerdo ver su cara en los seguidores antes que su primer comentario, que le costó entrarlo como un mal parto. En su primer día revolucionó el patio y hubo un récord de visitas. "El nuevo" tenía ganas de hablar y todos respondimos a su llamada.
Sus comentarios rezumaban melancolía, un sentido del humor muy particular y una aceptación de ser viejterano, como gustaba autodefinirse desde que le regañé por presumir de viejo.
Sibarita incondicional, lo arrastré sin saberlo a un japonés un mediodía de Julio. Me pareció mucho más joven de lo que predicaba. Nos costó entendernos entre tanto ruido, pero nos entendimos.
Después hubieron más kedas, más arroces y más bogavantes, y el cariño de sus palabras cada noche por aquí. Y sus cabreos, que también los ha habido. Y sus reconciliaciones, perdones y arrepentimientos, porque es un señor.
No hace mucho que su implante decidió que no quería estar ahí. Por un lado era una mala noticia. Por otro tenía ilusión en que en esa operación le pudieran activar algún electrodo más.
Esta semana ha sido intervenido. La moneda volvió a caer en cruz.
El rebelde implante no ha querido volver a ese oído.
Cero electrodos.
Pero nada está perdido. Queda otra coclea que, aunque hace 40 años que no trabaja, todavía puede despertar.
Y volverá a tirar la moneda.
Si has seguido el relato, querido Luis, no dudes de lo que vendrá ahora (pulsa en la imagen)
¡ Cara !


jueves, 22 de abril de 2010
Día 465. Todavía en pijama
Aún no me he quitado el pijama de ayer.
Como dije, sigo en este lado de la verja y seguiré por mucho tiempo.
Pero necesito aclarar algo.
Estar de este lado no me quita mi felicidad. Soy optimista por naturaleza e incluso me dan pena algunos vanidosos del otro lado que ni valoran lo que tienen ni lo harán nunca. Y tenerlo no les hace más felices, al contrario, buscan más y ser mejor que el prójimo. Pobres.
Me gusta la humildad. Adoro a los humildes.
Miro hacia atrás, y como dijo Calderón siempre me persigue algún sabio.
Agradezco al de arriba (porque los agradecimientos, si no son a otra persona, siempre se agradecen hacia arriba) cómo estoy y dónde estoy.
Le doy gracias por abrir el grifo de la ducha y salir agua caliente.
Por poder dejarme comida en el plato al no tener más hambre.
Por poder caminar, por poder correr y hasta por ir en metro.
Por poder ver a los mayores, a los niños, a los árboles, los animales.
Por regalarme un cielo azul muchas mañanas.
Por poder enfadarme, por amar, por sentir.
Por dejarme reír junto a los míos.
Estoy en este lado, pero estoy bien. Muy bien. Y estaré mejor.
Hoy sigo con mi pijama, pero agradecido.
miércoles, 21 de abril de 2010
Día 464. El Pepe con el pijama de rayas
Entre mis nuevas costumbres de esta nueva etapa de mi vida, hay una hora y media de lectura diaria.
Leer en el metro me hace el trayecto más llevadero y menos aburrido, aunque en horas punta tenga que recoger el libro para que no acabe en la boca de alguno.
Esta semana he descansado de Mendozas (ya terminé "el tocador de señoras", con el que me lo he pasado pipa) y agarré un libro de bolsillo que había por casa: el niño del pijama de rayas.
No, no había visto la película así que lo que he hecho ha sido ver fotogramas a medida que iba leyendo para hacerme a la idea. Dime friki, pero la experiencia me ha gustado y lo repetiré.
La historia está narrada bajo los ojos de un niño alemán, hijo de un comandante nazi, cuya familia cambia de domicilio desde una bonita casa en el centro de Berlín a una junto al campo de exterminio de Auschwitz.
Bruno pasa medio libro enfadado por haber abandonado las 5 plantas berlinesas por "sólo" tres junto al muro, hasta que explorando, conoce a Shmuel, un niño judio del otro lado de la verja.
A partir de entonces pasa las tardes con su amigo, con conversaciones llenas de arrogancia inocente. Por ejemplo, entiende que Shmuel esté triste por haber cambiado de hogar (a la fuerza y a golpe de mando) porque a él le pasa lo mismo.
Esta mañana mientras me faltaban un par de capítulos, el argumento dio un giro inesperado, mientras el metro, sin girar, afortunadamente, hacía lo que hoy no esperaba de él: llegar a su destino.
No sabía si pasarme la estación para acabármelo o aguantar hasta la vuelta. He optado por la segunda opción, dejando el libro toda la mañana encima de la mesa, con la angustia del misterio del desenlace aparcada.
En el esperado regreso me lo acabé a mitad del segundo metro, por lo que me he quedado el resto del trayecto pensativo.
Metro y medio de reflexión.
El libro / película tiene muchas lecturas. No voy a desvelar el final por si queda alguien que no sepa de qué va, así que me limitaré a metaforar sobre la verja de alambre que separa ambos mundos diferentes.
Salvando la mucha distancia con el caso del libro, he encontrado ciertos paralelismos con mi caso. Repito, salvando la distancia con el tema nazis-judios y haciendo un poco (más) de yomimeconmiguismo.
Yo era un normoyente que presumía y disfrutaba de serlo hasta que un día pasé al otro lado de la valla. Me encontré con un mundo que no me gustaba, pero que tenía que acostumbrarme, porque nunca iba a volver al otro lado. De él me quedará sólo el recuerdo y la envidia de ver a los que van en metro escuchando música, como si ellos tuvieran culpa de lo mio.
Pero mantendré la esperanza de que el día de mañana acabe la guerra (y avance la tecnología) para que desaparezca el alambre.
Eso si, espero no ser nunca vanidoso.
PS: Al ir a desayunar hoy, pasé por delante de este individuo, que corrobora otra vez la PTCS. Seguramente si le hubiera visto otro día ni le hubiera prestado atención. Pero tenía que ser hoy.
Leer en el metro me hace el trayecto más llevadero y menos aburrido, aunque en horas punta tenga que recoger el libro para que no acabe en la boca de alguno.
Esta semana he descansado de Mendozas (ya terminé "el tocador de señoras", con el que me lo he pasado pipa) y agarré un libro de bolsillo que había por casa: el niño del pijama de rayas.
No, no había visto la película así que lo que he hecho ha sido ver fotogramas a medida que iba leyendo para hacerme a la idea. Dime friki, pero la experiencia me ha gustado y lo repetiré.
La historia está narrada bajo los ojos de un niño alemán, hijo de un comandante nazi, cuya familia cambia de domicilio desde una bonita casa en el centro de Berlín a una junto al campo de exterminio de Auschwitz.
Bruno pasa medio libro enfadado por haber abandonado las 5 plantas berlinesas por "sólo" tres junto al muro, hasta que explorando, conoce a Shmuel, un niño judio del otro lado de la verja.
A partir de entonces pasa las tardes con su amigo, con conversaciones llenas de arrogancia inocente. Por ejemplo, entiende que Shmuel esté triste por haber cambiado de hogar (a la fuerza y a golpe de mando) porque a él le pasa lo mismo.
Esta mañana mientras me faltaban un par de capítulos, el argumento dio un giro inesperado, mientras el metro, sin girar, afortunadamente, hacía lo que hoy no esperaba de él: llegar a su destino.
No sabía si pasarme la estación para acabármelo o aguantar hasta la vuelta. He optado por la segunda opción, dejando el libro toda la mañana encima de la mesa, con la angustia del misterio del desenlace aparcada.
En el esperado regreso me lo acabé a mitad del segundo metro, por lo que me he quedado el resto del trayecto pensativo.
Metro y medio de reflexión.
El libro / película tiene muchas lecturas. No voy a desvelar el final por si queda alguien que no sepa de qué va, así que me limitaré a metaforar sobre la verja de alambre que separa ambos mundos diferentes.
Salvando la mucha distancia con el caso del libro, he encontrado ciertos paralelismos con mi caso. Repito, salvando la distancia con el tema nazis-judios y haciendo un poco (más) de yomimeconmiguismo.
Yo era un normoyente que presumía y disfrutaba de serlo hasta que un día pasé al otro lado de la valla. Me encontré con un mundo que no me gustaba, pero que tenía que acostumbrarme, porque nunca iba a volver al otro lado. De él me quedará sólo el recuerdo y la envidia de ver a los que van en metro escuchando música, como si ellos tuvieran culpa de lo mio.
Pero mantendré la esperanza de que el día de mañana acabe la guerra (y avance la tecnología) para que desaparezca el alambre.
Eso si, espero no ser nunca vanidoso.
PS: Al ir a desayunar hoy, pasé por delante de este individuo, que corrobora otra vez la PTCS. Seguramente si le hubiera visto otro día ni le hubiera prestado atención. Pero tenía que ser hoy.
martes, 20 de abril de 2010
Día 463. Manda cjns !
Las cuatro a.m. Traguito de agua
Las cinco a.m. Traguito de agua
Las seis a.m. Traguito de agua
Las siete a.m. Traguito de agua y parriba
Había programado mi despertador biológico para levantarme a las siete, pero debió estropearse bien sabe diossss (que lo sabé tó, dicen) si por la cena de anoche, o por los nervios del día que me esperaba. Manda cjns!
Tenía que acompañar a un familiar cercano (cercano en parentesco, digo, no cercano de vecino) a un importante juicio laboral (que no final).
Atasco en Gran Vía. Manda cjns!
Y a las once toca médico. Tenía intención, ya que iba en coche, de pasarme por el despacho, a dejar los trastos (ya que luego tocaba metro), pero no encuentro aparcamiento, ya que las zonas azules están invadidas por las obras. Manda cjns!
Pues pa Can Ruti. Quizá es pronto, pero como nunca hay aparcamiento... Pues hoy sí encuentro un sitio, a la primera. Manda cjns! y me sobra media horita. Pos cierro los ojillos en el mismo coche, que tengo sueño.
Una cabezadita y pal médico. Total para decirme que se acabó la logopedia. 5 minutos de visita y dos horas menos de mañana por su culpa. Manda cjns!
Si voy en metro al curro, me quedo sin mañana así que pruebo suerte y voy en coche. Encuentro aparcamiento junto al palacete Aldaya de "la Sombra del Viento". 10 minutos andando hasta el despacho. Cuesta abajo. Mola !
La una y media y sin noticias del juicio. Salta el contestador. Manda cjns!
A las cuatro me contesta. Visto para buena sentencia. Parece.
Tarde de agobios y estreses varios y 17 minutos andando hasta el coche, ahora cuesta arriba, manda cjns!
No mola, pero me convalida por los 15 de la bici elíptica que hoy no haré.
Y cuando tenga tiempo me repienso si es esto mejor que el metro.
Ahora no puedo, que tengo que escribir rápido el newpost porque empieza el fúmbol y aún no se que poner.
Pues ha salido esto.
Manda cjns!
Las cinco a.m. Traguito de agua
Las seis a.m. Traguito de agua
Las siete a.m. Traguito de agua y parriba
Había programado mi despertador biológico para levantarme a las siete, pero debió estropearse bien sabe diossss (que lo sabé tó, dicen) si por la cena de anoche, o por los nervios del día que me esperaba. Manda cjns!
Tenía que acompañar a un familiar cercano (cercano en parentesco, digo, no cercano de vecino) a un importante juicio laboral (que no final).
Atasco en Gran Vía. Manda cjns!
Y a las once toca médico. Tenía intención, ya que iba en coche, de pasarme por el despacho, a dejar los trastos (ya que luego tocaba metro), pero no encuentro aparcamiento, ya que las zonas azules están invadidas por las obras. Manda cjns!
Pues pa Can Ruti. Quizá es pronto, pero como nunca hay aparcamiento... Pues hoy sí encuentro un sitio, a la primera. Manda cjns! y me sobra media horita. Pos cierro los ojillos en el mismo coche, que tengo sueño.
Una cabezadita y pal médico. Total para decirme que se acabó la logopedia. 5 minutos de visita y dos horas menos de mañana por su culpa. Manda cjns!
Si voy en metro al curro, me quedo sin mañana así que pruebo suerte y voy en coche. Encuentro aparcamiento junto al palacete Aldaya de "la Sombra del Viento". 10 minutos andando hasta el despacho. Cuesta abajo. Mola !
La una y media y sin noticias del juicio. Salta el contestador. Manda cjns!
A las cuatro me contesta. Visto para buena sentencia. Parece.
Tarde de agobios y estreses varios y 17 minutos andando hasta el coche, ahora cuesta arriba, manda cjns!
No mola, pero me convalida por los 15 de la bici elíptica que hoy no haré.
Y cuando tenga tiempo me repienso si es esto mejor que el metro.
Ahora no puedo, que tengo que escribir rápido el newpost porque empieza el fúmbol y aún no se que poner.
Pues ha salido esto.
Manda cjns!
lunes, 19 de abril de 2010
Día 462. Yo, mi, me, contigo
Empieza una semana para tomársela en serio.
No quiero decir con ello que hay que estar serio, sino que hay que tratarla con respeto.
Una reprogramación, una conexión, una recocleación y una pre-operación por parte de los comentakas, y dos visitas médicas por la mía. Semana complicada. Y la que viene también.
Yo no sé el resto de implicados, pero en mi caso la empiezo con la intención de subir la pendiente de los ánimos cocleares.
Tengo que hacer un apunte importante:
Este es el "diario de un implantado coclear", y en él, como su nombre deja entrever, hablo de mi día a día como cocleado.
Intento hacerlo sin hipocresías, si un día no estoy fino, lo digo, seguramente sin pensar en las consecuencias.
Pero me estoy dando cuenta últimamente que tengo que tener cada vez más cuidado en ello, llámalo responsabilidad. Y la semana pasada hubo una especie de efecto dominó que no me gustó demasiado.
En ocasiones puedo dar la sensación de que estoy de bajón sin ser del todo cierto (o no tan abajo), y por el contrario en otras que mi vida es más alegre de lo que aquí parece.
Mi desánimo por no oír nunca ha llegado a un estado grave, mis compañeros de trabajo podrían dar fe de que no acostumbro a tener mala cara, todo lo contrario.
Me encanta reírme, pero de vez en cuando necesito expresarme en los post sin sordisas. Le he cogido el gustillo a lo de escribir, y a veces las musas se ponen serias, pero de ahí no pasa.
Así que esta semana os invito a todos a brindar con un chupito de optimismo, por lo que viene y por lo que vendrá, porque nos falta un sentido, pero podemos vivir con normalidad.
Y eso es lo que cuenta.
¿Chin chin?
No quiero decir con ello que hay que estar serio, sino que hay que tratarla con respeto.
Una reprogramación, una conexión, una recocleación y una pre-operación por parte de los comentakas, y dos visitas médicas por la mía. Semana complicada. Y la que viene también.
Yo no sé el resto de implicados, pero en mi caso la empiezo con la intención de subir la pendiente de los ánimos cocleares.
Tengo que hacer un apunte importante:
Este es el "diario de un implantado coclear", y en él, como su nombre deja entrever, hablo de mi día a día como cocleado.
Intento hacerlo sin hipocresías, si un día no estoy fino, lo digo, seguramente sin pensar en las consecuencias.
Pero me estoy dando cuenta últimamente que tengo que tener cada vez más cuidado en ello, llámalo responsabilidad. Y la semana pasada hubo una especie de efecto dominó que no me gustó demasiado.
En ocasiones puedo dar la sensación de que estoy de bajón sin ser del todo cierto (o no tan abajo), y por el contrario en otras que mi vida es más alegre de lo que aquí parece.
Mi desánimo por no oír nunca ha llegado a un estado grave, mis compañeros de trabajo podrían dar fe de que no acostumbro a tener mala cara, todo lo contrario.
Me encanta reírme, pero de vez en cuando necesito expresarme en los post sin sordisas. Le he cogido el gustillo a lo de escribir, y a veces las musas se ponen serias, pero de ahí no pasa.
Así que esta semana os invito a todos a brindar con un chupito de optimismo, por lo que viene y por lo que vendrá, porque nos falta un sentido, pero podemos vivir con normalidad.
Y eso es lo que cuenta.
¿Chin chin?
domingo, 18 de abril de 2010
Día 461. Nada de contar
Domingo tranquilo. Demasiao. Sin nada que contar.
El planning del día pasaba por estrenar la playa este año, condicionado esto a la gentileza de San Pedro y de que éste (San Pedro) quitara las nubes de en medio.
Bien sea por despiste del mismo (San Pedro), bien porque no le tocaba (a San Pedro) en su agenda esa labor en éste mi pueblo, lo cierto es que le ha salido (a San Pedro) una mierrrr de día que anulaba el tema playa. Vaya, vaya.
Así pues, mi única salida al aire libre ha sido para ir a por el pan. Aquí enfrente. Una aventura a la altura del mismísimo Indiana Jones y de su hermano Misco.
Como necesitaba encontrar algo que contarsus, y la odisea del pan mese presentaba demasiado breve, he decidido alargar el paseo un poco más, para estirar las piernas, escuchar ruiditos y comerme la puntica del pan, un acto éste de lo más popular (que a veces es sustituido por un "me lo han dado así", que no hay quien se lo crea).
Mientras cruzaba el puente que separa mi ciudad con Barcelona, por encima del Río Besós (con acento, no es tan cariñoso) me ha empezado a pitar el mp7, anunciando el final de la baterías y el final también (pues) del intento de captar ruidicos de los que hablar.
"No, si al final no tendré nada que contar, ya verás", pensé.
Intentando encontrar algo con lo que deleitarsus (ya que ver a la gente vestida de domingo -como el día, que casualidad- no me llenaba líneas), me he parado a ver pasar (por debajo (del puente)) los coches de la Ronda de Dalt y he reflexionado para mis adentros: cuánta gente diferente en cada coche!... cuántas historias diferentes en cada uno!... qué diferentes semos todos y cada uno!... y cuántos semos, kñ!
Lo sé, es una mierrrr de reflexión que puedes evitar saltándote el párrafo anterior. Ah!, que ya lo has leído, pos nada, pirduuuun pues.
Y hasta aquí mi domingo sin nada que contar.
Por cierto, no entiendo porqué se llama igual a la reflexión como la que he expuesto con anterioridad (la de mierrrr), al acto por el que se refleja mi careto en un espejo.
Ahí lo dejo (que rima).
El planning del día pasaba por estrenar la playa este año, condicionado esto a la gentileza de San Pedro y de que éste (San Pedro) quitara las nubes de en medio.
Bien sea por despiste del mismo (San Pedro), bien porque no le tocaba (a San Pedro) en su agenda esa labor en éste mi pueblo, lo cierto es que le ha salido (a San Pedro) una mierrrr de día que anulaba el tema playa. Vaya, vaya.
Así pues, mi única salida al aire libre ha sido para ir a por el pan. Aquí enfrente. Una aventura a la altura del mismísimo Indiana Jones y de su hermano Misco.
Como necesitaba encontrar algo que contarsus, y la odisea del pan mese presentaba demasiado breve, he decidido alargar el paseo un poco más, para estirar las piernas, escuchar ruiditos y comerme la puntica del pan, un acto éste de lo más popular (que a veces es sustituido por un "me lo han dado así", que no hay quien se lo crea).
Mientras cruzaba el puente que separa mi ciudad con Barcelona, por encima del Río Besós (con acento, no es tan cariñoso) me ha empezado a pitar el mp7, anunciando el final de la baterías y el final también (pues) del intento de captar ruidicos de los que hablar.
"No, si al final no tendré nada que contar, ya verás", pensé.
Intentando encontrar algo con lo que deleitarsus (ya que ver a la gente vestida de domingo -como el día, que casualidad- no me llenaba líneas), me he parado a ver pasar (por debajo (del puente)) los coches de la Ronda de Dalt y he reflexionado para mis adentros: cuánta gente diferente en cada coche!... cuántas historias diferentes en cada uno!... qué diferentes semos todos y cada uno!... y cuántos semos, kñ!
Lo sé, es una mierrrr de reflexión que puedes evitar saltándote el párrafo anterior. Ah!, que ya lo has leído, pos nada, pirduuuun pues.
Y hasta aquí mi domingo sin nada que contar.
Por cierto, no entiendo porqué se llama igual a la reflexión como la que he expuesto con anterioridad (la de mierrrr), al acto por el que se refleja mi careto en un espejo.
Ahí lo dejo (que rima).
sábado, 17 de abril de 2010
Día 460. Decelerando
Los sábados la ciudad reduce 2 marchas
El frenético ritmo del día a día, entendiéndose éste como laborables, cambia para moverse a menos velocidad.
Mirando alrededor se respira una calma inusual, aunque los comercios abiertos todavía movilizan a mucha gente. Aún así, también se nota en la forma de comprar, y en el no desesperarse tanto con la lentitud de la cajera y la pasividad del cliente anterior.
Todo parece ir más lento.
Siempre ha sido así, pero no me había percatado de ello, quizá porque al ir herméticamente aislado en el coche cada mañana durante 20 años, no me permitía sufrir el vértigo de la ciudad entre semana.
Esta mañana, mientras esperaba en el coche con las ventanillas abiertas me he percatado de la diferencia entre hoy y ayer.
La gente no corría desesperada hacia el metro.
Los padres paseaban a sus criaturas en los carritos a velocidad diferente.
El menor tráfico creaba una sensación auditiva distinta.
He podido disfrutar del ruido de una Vespa al pasar, de un perro ladrar, del ruido del contenedor de la basura al abrirse, de alguien que gritaba a otro alguien, de una puerta de un coche que se cerraba, de un niño llorando, de un hombre tosiendo, de una pareja riendo.
Ruidos por definición, pero que hoy al encontrármelos aislados del resto, como ordenadamente puestos en fila uno detrás de otro, para mí eran sonidos preciosos.
Y encima el cielo era azul
El frenético ritmo del día a día, entendiéndose éste como laborables, cambia para moverse a menos velocidad.
Mirando alrededor se respira una calma inusual, aunque los comercios abiertos todavía movilizan a mucha gente. Aún así, también se nota en la forma de comprar, y en el no desesperarse tanto con la lentitud de la cajera y la pasividad del cliente anterior.
Todo parece ir más lento.
Siempre ha sido así, pero no me había percatado de ello, quizá porque al ir herméticamente aislado en el coche cada mañana durante 20 años, no me permitía sufrir el vértigo de la ciudad entre semana.
Esta mañana, mientras esperaba en el coche con las ventanillas abiertas me he percatado de la diferencia entre hoy y ayer.
La gente no corría desesperada hacia el metro.
Los padres paseaban a sus criaturas en los carritos a velocidad diferente.
El menor tráfico creaba una sensación auditiva distinta.
He podido disfrutar del ruido de una Vespa al pasar, de un perro ladrar, del ruido del contenedor de la basura al abrirse, de alguien que gritaba a otro alguien, de una puerta de un coche que se cerraba, de un niño llorando, de un hombre tosiendo, de una pareja riendo.
Ruidos por definición, pero que hoy al encontrármelos aislados del resto, como ordenadamente puestos en fila uno detrás de otro, para mí eran sonidos preciosos.
Y encima el cielo era azul
viernes, 16 de abril de 2010
Día 459. Ruidando al límite
Una definición de ruido podría ser "un sonido que no es la voz humana o de un animal, ni el sonido de un instrumento músical" o "sonido no musical debido a impulsiones irregulares y confusas".
Mi amigo músico Xavié lo explicaría mucho mejor.
En resumen, decir ruido es decir confusión
Llevo días confundido, como Dinio, pero de noche y de día
Estas últimas semanas se han instalado en mi ración auditiva diaria más ruidos de la cuenta:
- Tengo una hora y media diaria de ruido de metro
- En el despacho nuevo somos más de 20 en una misma sala en ocasiones con más de 6 focos de conversación a la vez, que el mp7 detecta prácticamente a la misma distancia
- Están en medio de un megaproyecto que hacen cada año (que yo he dirigido 6 veces y que no echo de menos), en una vorágine de prisas, retoques, cambios y rebotes.
- Todavía están en obras y hay martillazos por todos sitios
Estos extras me tienen realmente agotado y con la moral tocada (que NO hundida).
Doy las gracias a todos los que me habéis mandado ánimos porque los necesitaba
Os he querido recompensar como he podido sin dejar de escribir cada día. Todavía.
Lo sé, es una mierrrrrr de regalo, pero algo es algo
Poco a poco se pondrán las cosas en su sitio (también en sentido literal porque ahora hay cajas de cartón por tos laos esperando su recolocación), las obras terminarán (algún día), el megaproyecto llegará a su fin (aunque vendrán otros) y conseguiré filtrar en mi cabeza loputometro.
Han sido unos días de quitarme el mp7 (he intentado ponerme la radio, música, audiocuentos y de todo, pero me ponían más nervioso) que espero superar pronto.
Cjns no me faltan.
Soy Tauro, ascendente Tauro.
Patadón y ¡ parriba !
Mi amigo músico Xavié lo explicaría mucho mejor.
En resumen, decir ruido es decir confusión
Llevo días confundido, como Dinio, pero de noche y de día
Estas últimas semanas se han instalado en mi ración auditiva diaria más ruidos de la cuenta:
- Tengo una hora y media diaria de ruido de metro
- En el despacho nuevo somos más de 20 en una misma sala en ocasiones con más de 6 focos de conversación a la vez, que el mp7 detecta prácticamente a la misma distancia
- Están en medio de un megaproyecto que hacen cada año (que yo he dirigido 6 veces y que no echo de menos), en una vorágine de prisas, retoques, cambios y rebotes.
- Todavía están en obras y hay martillazos por todos sitios
Estos extras me tienen realmente agotado y con la moral tocada (que NO hundida).
Doy las gracias a todos los que me habéis mandado ánimos porque los necesitaba
Os he querido recompensar como he podido sin dejar de escribir cada día. Todavía.
Lo sé, es una mierrrrrr de regalo, pero algo es algo
Poco a poco se pondrán las cosas en su sitio (también en sentido literal porque ahora hay cajas de cartón por tos laos esperando su recolocación), las obras terminarán (algún día), el megaproyecto llegará a su fin (aunque vendrán otros) y conseguiré filtrar en mi cabeza loputometro.
Han sido unos días de quitarme el mp7 (he intentado ponerme la radio, música, audiocuentos y de todo, pero me ponían más nervioso) que espero superar pronto.
Cjns no me faltan.
Soy Tauro, ascendente Tauro.
Patadón y ¡ parriba !
jueves, 15 de abril de 2010
Día 458. Cóctel Molotov
La otra tarde vi llover
Vi gente correr
Y dirás: y nostabas tuuuuuuuuuú
Y diré: No, no, que perdían el metro
Y yo sí que estaba, pero no corrí
No consigo entender cómo la gente puede bajar las escaleras a toda hossstia por no esperar 2 minutos al siguiente tren
No quiero decir con eso que todo me dé igual, porque yo acelero el paso, pero sin matarme, si llego, llego, y si no, espero dos minutos.
Tengo miedo
Tienen miedo
Tengo miedo en muchas ocasiones a iniciar conversaciones. La falta de autoconfianza tiene la culpa. Me pregunto cómo reaccionará la otra persona a los “qués”, si se molestará, si cambiará la forma de hablarme, si su tono será el adecuado, si no habrá ruidos de fondo.
Si ese momento se realizara en un entorno sin interrupciones ni resonancias nos perderíamos pocas palabras. Pero casi nunca es así.
Tienen miedo los demás a iniciar conversaciones conmigo. No soy tiquis. Se nota. Estos últimos días lo he visto con compañeros de trabajo. Los ves acercarse con dudas. Intento no soltar muchos “qués” y contestar sobre el global, para que el otro / la otra vuelva algún día a dirigirse a mi persona.
Hay excompañeros con los que durante el tiempo que han estado en la empresa no he cruzado ni una palabra. Y esto cuando era normoyente no era así, es más, siempre tenía alguna tontada a mano para echarnos unas risas.
Estoy muy lejos de volver a ser el graciosote de turno
No me gustan los cócteles
No hablo de los que se beben, sino de los que se sufren si eres cokleata.
Anoche, por esas extrañas carambolas de la vida, estuve compartiendo canapés y cava en las más altas esferas de la sociedad catalana. No es mi mundo, pero allí estaba. Por esa razón no tenía que establecer conversación con casi nadie, solo chafardear.
El ruido de estas congregaciones donde abundan tantas palabras, risas y gracias en voz alta hacen que el mp7 poco pueda hacer más que levantar la curiosidad de alguno, que tampoco fue el caso.
Al final nos quedamos unas diez personas en una sala de unos 70 metros cuadrados.
Hablábamos entre nosotros, pero no conseguía entender nada, a pesar de mi atención, sonora y labial. Un atasco de comunicación de cjns.
Tenía a mi lado a una personalidad muy importante y que se encontraba junto a su pareja en un momento distendido. Alguien muy implicado en ayudar a los necesitados, con quien seguro tenía algo que decir.
Pero no lo hice.
Una mezcla del miedo a su reacción, a seguir la conversación, a entendernos, a "quién soy yo para eso".
Sentí que, como muchas mañanas, no había corrido lo suficiente y había perdido un tren.
Esperaré al siguiente... pero difícilmente será como éste.
Vi gente correr
Y dirás: y nostabas tuuuuuuuuuú
Y diré: No, no, que perdían el metro
Y yo sí que estaba, pero no corrí
No consigo entender cómo la gente puede bajar las escaleras a toda hossstia por no esperar 2 minutos al siguiente tren
No quiero decir con eso que todo me dé igual, porque yo acelero el paso, pero sin matarme, si llego, llego, y si no, espero dos minutos.
* * *
Tengo miedo
Tienen miedo
Tengo miedo en muchas ocasiones a iniciar conversaciones. La falta de autoconfianza tiene la culpa. Me pregunto cómo reaccionará la otra persona a los “qués”, si se molestará, si cambiará la forma de hablarme, si su tono será el adecuado, si no habrá ruidos de fondo.
Si ese momento se realizara en un entorno sin interrupciones ni resonancias nos perderíamos pocas palabras. Pero casi nunca es así.
Tienen miedo los demás a iniciar conversaciones conmigo. No soy tiquis. Se nota. Estos últimos días lo he visto con compañeros de trabajo. Los ves acercarse con dudas. Intento no soltar muchos “qués” y contestar sobre el global, para que el otro / la otra vuelva algún día a dirigirse a mi persona.
Hay excompañeros con los que durante el tiempo que han estado en la empresa no he cruzado ni una palabra. Y esto cuando era normoyente no era así, es más, siempre tenía alguna tontada a mano para echarnos unas risas.
Estoy muy lejos de volver a ser el graciosote de turno
* * *
No me gustan los cócteles
No hablo de los que se beben, sino de los que se sufren si eres cokleata.
Anoche, por esas extrañas carambolas de la vida, estuve compartiendo canapés y cava en las más altas esferas de la sociedad catalana. No es mi mundo, pero allí estaba. Por esa razón no tenía que establecer conversación con casi nadie, solo chafardear.
El ruido de estas congregaciones donde abundan tantas palabras, risas y gracias en voz alta hacen que el mp7 poco pueda hacer más que levantar la curiosidad de alguno, que tampoco fue el caso.
Al final nos quedamos unas diez personas en una sala de unos 70 metros cuadrados.
Hablábamos entre nosotros, pero no conseguía entender nada, a pesar de mi atención, sonora y labial. Un atasco de comunicación de cjns.
Tenía a mi lado a una personalidad muy importante y que se encontraba junto a su pareja en un momento distendido. Alguien muy implicado en ayudar a los necesitados, con quien seguro tenía algo que decir.
Pero no lo hice.
Una mezcla del miedo a su reacción, a seguir la conversación, a entendernos, a "quién soy yo para eso".
Sentí que, como muchas mañanas, no había corrido lo suficiente y había perdido un tren.
Esperaré al siguiente... pero difícilmente será como éste.
miércoles, 14 de abril de 2010
Día 457. Vibratto
Hace poco me regalaron un Zephyr de Dry & Store, que como su nombre indica (¿ein?) sirve para que el mp7 duerma tranquilo y seco cual Ausonia Noche.
Este cacharrico lo que hace es potenciar el poder de la pastilla secante electrónicamente, dejándolo más seco que una botella de orujo en manos de Chema.
El proceso dura toda la noche (tampoco estaba tan mojao, pero bueno) y en él, además de la humedad, dicen que también desaparecen los restos de cerúmen (tampoco tenía tanta, jdr, que no soy Shrek) o lo que sea esa peliculilla grasosa (como las de Paco Martínez Soria, ah, no, esas son grasiosas) que nos sale cerca de la herida.
Dicen que esa sequedad mejora el rendimiento del mp7, y de momento me lo creo, pero no podría demostrarlo, aunque sí se nota en el tacto que le han pasao la toalla electrónica.
Creo que el mp7 es sensible a todos estos cuidados. Es más, lo noto tan agustico en esta camita que por la mañana me cuesta despertarlo. Sobre todo los festivos.
La verdad es que esos días me cuesta engancharme el mp7 al orejo. Le tengo cierto cariño a ese momento de silencio que en cierta manera me relaja, y no veo la hora de romperlo. Bueno, sí, cuando empieza la actividad casera (cuando se levanta la jefa, vaya).
El hecho (una planta) es que a veces me como tontamente la cabeza (es algo que hago a menudo, porque no se declara en la renta) con lo de "¿y si pasa algo y no me entero?".
Y es que en estado silencioso puede haber un accidente doméstico y no enterarme de nada, a no ser que vibre o huela.
Los cokleatas hemos desarrollado una sensibilidad extra a los temblores y vibraciones.
En mi caso, por ejemplo, me entero si vibra un móvil de cualquier compañero de mesa en la agencia (en la mía somos 4 en una mesa inmensa de unos 5x2 metros), o si pasa el camión de la basura por la calle, o cuando llega el metro a la estación.
Esta sensibilidad aumenta si te quitas el mp7. Ayer hice la prueba.
En las obras de la calle había una máquina percutora (como una excavadora pero con punzón percutor). El día anterior llovía e iba sin mp7. Me llamó la atención la vibración de la susodicha y podía sentir su aire a presión en el pecho. Ayer llevaba el mp7 y no lo notaba tanto. Probé a quitármelo y volvió esa sensibilidad.
Aquí vemos en acción dos sentidos -el oído (cokleado) y el tacto- que se engañan entre sí cual matrimonio de conveniencia, lo que confirma la PTCS.
Espero que hagan las paces entre ellos porque si se siguen peleando (especialmente vista, oído y olfato) mi cara va a parecer un cuadro de Picasso.
Este cacharrico lo que hace es potenciar el poder de la pastilla secante electrónicamente, dejándolo más seco que una botella de orujo en manos de Chema.
El proceso dura toda la noche (tampoco estaba tan mojao, pero bueno) y en él, además de la humedad, dicen que también desaparecen los restos de cerúmen (tampoco tenía tanta, jdr, que no soy Shrek) o lo que sea esa peliculilla grasosa (como las de Paco Martínez Soria, ah, no, esas son grasiosas) que nos sale cerca de la herida.
Dicen que esa sequedad mejora el rendimiento del mp7, y de momento me lo creo, pero no podría demostrarlo, aunque sí se nota en el tacto que le han pasao la toalla electrónica.
Creo que el mp7 es sensible a todos estos cuidados. Es más, lo noto tan agustico en esta camita que por la mañana me cuesta despertarlo. Sobre todo los festivos.
La verdad es que esos días me cuesta engancharme el mp7 al orejo. Le tengo cierto cariño a ese momento de silencio que en cierta manera me relaja, y no veo la hora de romperlo. Bueno, sí, cuando empieza la actividad casera (cuando se levanta la jefa, vaya).
El hecho (una planta) es que a veces me como tontamente la cabeza (es algo que hago a menudo, porque no se declara en la renta) con lo de "¿y si pasa algo y no me entero?".
Y es que en estado silencioso puede haber un accidente doméstico y no enterarme de nada, a no ser que vibre o huela.
Los cokleatas hemos desarrollado una sensibilidad extra a los temblores y vibraciones.
En mi caso, por ejemplo, me entero si vibra un móvil de cualquier compañero de mesa en la agencia (en la mía somos 4 en una mesa inmensa de unos 5x2 metros), o si pasa el camión de la basura por la calle, o cuando llega el metro a la estación.
Esta sensibilidad aumenta si te quitas el mp7. Ayer hice la prueba.
En las obras de la calle había una máquina percutora (como una excavadora pero con punzón percutor). El día anterior llovía e iba sin mp7. Me llamó la atención la vibración de la susodicha y podía sentir su aire a presión en el pecho. Ayer llevaba el mp7 y no lo notaba tanto. Probé a quitármelo y volvió esa sensibilidad.
Aquí vemos en acción dos sentidos -el oído (cokleado) y el tacto- que se engañan entre sí cual matrimonio de conveniencia, lo que confirma la PTCS.
Espero que hagan las paces entre ellos porque si se siguen peleando (especialmente vista, oído y olfato) mi cara va a parecer un cuadro de Picasso.
martes, 13 de abril de 2010
Día 456. El cielo no puede esperar
Hoy desperté en martes, lo que ha durado todo el día.
A diferencia de, por ejemplo el martes pasado, hoy era 13.
No pensaba casarme, pero sí embarcarme, o al menos “enmetrarme”.
Por un momento me ha pasado por la cabeza si hoy sería mi primer “no va el metro”, pero desde hace unos años comprendí que para que la mala suerte me afecte hay que pensar en ella, y para que no lo haga, no hacerle caso, pero respetarla.
Esta teoría la uso cada mañana al poner el primer pie en el suelo (que, paradójicamente, intento que sea el derecho). Mi primer pensamiento siempre es “hoy será un buen día”.
No hace mucho, nada más levantarme, tiré la botella de agua (que necesito ahí por lo de la sequedad de boca nocturna) y en lugar de pensar un “mal empezamos”, repetí el “hoy será un buen día”. No fue un buen día, pero tampoco malo.
Al salir del metro el cielo amenazaba lluvia, promesa que ha cumplido algo más tarde. Más que primaveral, parecía un cielo sacado de “el señor de los anillos” y el templo del Tibidabo parecía el castillo de la bruja piruja.
Al ir a almorzar, en la puerta de la agencia un señor me preguntaba algo que no entendí.
Tras el primer “qué”, tampoco lo he entendido. No había ruidos de fondo. No había resonancia. No había excusa. Simplemente no lo he oído.
Por un extraño efecto dominó, he empezado un descenso auditivo y moral, con todas sus variantes: “ya casi nadie me habla”, “me siento desplazado”, “todos ríen de algo y nunca sé de qué”, “no me llaman para las reuniones”,…
Estos bajones son muy típicos de los cockleatas, especialmente si no hace ni año y medio que no era así.
Pero lo más importante es reponerse y subir.
He pegado un puñetazo en la mesa (de pensamiento, porque son nuevas y me mirarían mal) y me he dicho: “este día me lo acabo yo, por mis cojns” (de pensamiento porque me mirarían mal otra vez).
A partir de entonces he tenido un par de conversaciones cortas pero más o menos resueltas y en la radio, con la música, me ha parecido reconocer algún instrumento nuevo.
Si ya lo dice el refrán:
A mal tiempo, buena oreja
A diferencia de, por ejemplo el martes pasado, hoy era 13.
No pensaba casarme, pero sí embarcarme, o al menos “enmetrarme”.
Por un momento me ha pasado por la cabeza si hoy sería mi primer “no va el metro”, pero desde hace unos años comprendí que para que la mala suerte me afecte hay que pensar en ella, y para que no lo haga, no hacerle caso, pero respetarla.
Esta teoría la uso cada mañana al poner el primer pie en el suelo (que, paradójicamente, intento que sea el derecho). Mi primer pensamiento siempre es “hoy será un buen día”.
No hace mucho, nada más levantarme, tiré la botella de agua (que necesito ahí por lo de la sequedad de boca nocturna) y en lugar de pensar un “mal empezamos”, repetí el “hoy será un buen día”. No fue un buen día, pero tampoco malo.
Al salir del metro el cielo amenazaba lluvia, promesa que ha cumplido algo más tarde. Más que primaveral, parecía un cielo sacado de “el señor de los anillos” y el templo del Tibidabo parecía el castillo de la bruja piruja.
Al ir a almorzar, en la puerta de la agencia un señor me preguntaba algo que no entendí.
Tras el primer “qué”, tampoco lo he entendido. No había ruidos de fondo. No había resonancia. No había excusa. Simplemente no lo he oído.
Por un extraño efecto dominó, he empezado un descenso auditivo y moral, con todas sus variantes: “ya casi nadie me habla”, “me siento desplazado”, “todos ríen de algo y nunca sé de qué”, “no me llaman para las reuniones”,…
Estos bajones son muy típicos de los cockleatas, especialmente si no hace ni año y medio que no era así.
Pero lo más importante es reponerse y subir.
He pegado un puñetazo en la mesa (de pensamiento, porque son nuevas y me mirarían mal) y me he dicho: “este día me lo acabo yo, por mis cojns” (de pensamiento porque me mirarían mal otra vez).
A partir de entonces he tenido un par de conversaciones cortas pero más o menos resueltas y en la radio, con la música, me ha parecido reconocer algún instrumento nuevo.
Si ya lo dice el refrán:
A mal tiempo, buena oreja
lunes, 12 de abril de 2010
Día 455. SuperPep
Noto que estoy empezando a tener superpoderes
Y dirás: ¿Has conseguido ponerte en el vagón de metro correcto?
Y diré: Possssí, list@, pero no es eso
El caso (o suceso) es que estoy desarrollando una extraña habilidad que llamaré Sirchin (del inglés, sirchin).
Unos ejemplos reales como mi vida misma.
Y fresquitos, que son de hoy:
Voy por la calle y oigo un ruido.
Digo: perro ladrando.
Enseguida el Sirchin se pone en marcha para encontrar un posible perro que seguramente ya no ladrará. Como Robocop con su vision robótica (valga la robotnancia) y un montón de numericos raros en rojo chillón o verde fosforescente (depende de la versión de la peli) hasta dar con el susoducho chicho (o al revés).
O como Superman con su visión depelis rayos X, que en mi caso sería SuperPep (me sirve la música del anuncio de WippExpress, por aprovechar)
Otra, en el bar: Radio sonando, de pilas (raro en un bar).
Sirchin... tit tit tit.
Tooooma, toma, toma. Ahí está, la jodía.
Otra (en la calle también): TRRRRRRRTRRRRRTRRRRRR
Martillo percutor, un obrero trabajando y dos mirando.
Sirchin... tit tit tit, ahí están.
Bueno, lo de los obreros no tiene mérito, siempre es así.
En el metro, con todo el ruido del mismo:
AGRAAAAAGAGGGGGGGGG.
Niño berreando.
Sirchin... tit tit tit. Otra. Que día llevo.
En el trabajo (todavía en obras): electricista cortando canaleta de plástico con sierra a tal efecto (tuxuru).
Sirchin... tit tit tit.
Bingo !
En mi nuevo puesto tengo una escalera a escasos dos metros por la que bajan cada día unos 50 tacones (x 2 pies, en todos los casos). Pues estoy empezando a afinar tanto que durante el día soy capaz de discriminar los tacones (sobre todo los femeninosCLOOONC) y adivinar quien baja.
Y dirás: ¿y qué?
Vaya, un normoyente
Y dirás: Mola, ¿no?
Y diré: Pozí, pero eso es en cuanto a ruiditos, que cada día afino más
Pero los "hablares", esos... uf
Mi teoría es que están encriptados
Y claro, si están encriptados, al ser SuperPep ya se sabe:
Y dirás: ¿Has conseguido ponerte en el vagón de metro correcto?
Y diré: Possssí, list@, pero no es eso
El caso (o suceso) es que estoy desarrollando una extraña habilidad que llamaré Sirchin (del inglés, sirchin).
Unos ejemplos reales como mi vida misma.
Y fresquitos, que son de hoy:
Voy por la calle y oigo un ruido.
Digo: perro ladrando.
Enseguida el Sirchin se pone en marcha para encontrar un posible perro que seguramente ya no ladrará. Como Robocop con su vision robótica (valga la robotnancia) y un montón de numericos raros en rojo chillón o verde fosforescente (depende de la versión de la peli) hasta dar con el susoducho chicho (o al revés).
O como Superman con su visión de
Otra, en el bar: Radio sonando, de pilas (raro en un bar).
Sirchin... tit tit tit.
Tooooma, toma, toma. Ahí está, la jodía.
Otra (en la calle también): TRRRRRRRTRRRRRTRRRRRR
Martillo percutor, un obrero trabajando y dos mirando.
Sirchin... tit tit tit, ahí están.
Bueno, lo de los obreros no tiene mérito, siempre es así.
En el metro, con todo el ruido del mismo:
AGRAAAAAGAGGGGGGGGG.
Niño berreando.
Sirchin... tit tit tit. Otra. Que día llevo.
En el trabajo (todavía en obras): electricista cortando canaleta de plástico con sierra a tal efecto (tuxuru).
Sirchin... tit tit tit.
Bingo !
En mi nuevo puesto tengo una escalera a escasos dos metros por la que bajan cada día unos 50 tacones (x 2 pies, en todos los casos). Pues estoy empezando a afinar tanto que durante el día soy capaz de discriminar los tacones (sobre todo los femeninosCLOOONC) y adivinar quien baja.
Y dirás: ¿y qué?
Vaya, un normoyente
Y dirás: Mola, ¿no?
Y diré: Pozí, pero eso es en cuanto a ruiditos, que cada día afino más
Pero los "hablares", esos... uf
Mi teoría es que están encriptados
Y claro, si están encriptados, al ser SuperPep ya se sabe:
¡La Enkriptonita!
domingo, 11 de abril de 2010
Día 454. Más solete
El día de hoy parecía gemelo del de ayer, con la única diferencia de que ayer abrían las tiendas.
Y el nombre del día, claro.
Por lo tarde que me he despertado (llámalo resaca), sabía que Dios no me iba a ayudaruna mierrr nada hoy, pero daba igual porque no tenía que hacer grandes obras, que he hecho sin su ayuda (tampoco creo que Nuestro Señó sepa hacer webs a 7 idiomas)
En el planning del día figuraba hacer un vermutillo al sol, pero, dado que a la gran jefa se le pegaron las sábanasCLOOOOONC más que a mí, y que teníamos que recoger la casa de la fiestecica de anoche (qué buenos le salen los mojitos a mi cuñao, por cierto), nos hemos conformao con hacerlo (el vermú) en la miniterraza adjunta al salón (que suena más grande que "comedor"), para deleite de transeúntes chafarderos.
Así que mi único paseo ha sido ir a por la prensa (deportiva, sin comentarios, aunque messi ocurren muchos) y revista para el momento sol y a por el pan, un gesto éste del periódico y el pan bien propio del 95% de los varones que callejean los domingos.
Dado que el periódico (deportivo) venía hoy más interesante que de costumbre, elputo sol no ha perdonao y me ha regalao un recalentón frental que sirve de pistoletazo de salida al bronceado anual, al que se han apuntado las tímidas pecas que llevan todo el invierno escondidas esperando al buen tiempo.
Y poco más (siesta aparte) ha dado de sí este domingo, así que hasta aquí mi redacción diaria de este post capicúa. De número sólo, no intentes leerlo entero al revés porque no le encontrarás mucho sentido.
Y al derecho, casi que tampoco.
Y el nombre del día, claro.
Por lo tarde que me he despertado (llámalo resaca), sabía que Dios no me iba a ayudar
En el planning del día figuraba hacer un vermutillo al sol, pero, dado que a la gran jefa se le pegaron las sábanasCLOOOOONC más que a mí, y que teníamos que recoger la casa de la fiestecica de anoche (qué buenos le salen los mojitos a mi cuñao, por cierto), nos hemos conformao con hacerlo (el vermú) en la miniterraza adjunta al salón (que suena más grande que "comedor"), para deleite de transeúntes chafarderos.
Así que mi único paseo ha sido ir a por la prensa (deportiva, sin comentarios, aunque messi ocurren muchos) y revista para el momento sol y a por el pan, un gesto éste del periódico y el pan bien propio del 95% de los varones que callejean los domingos.
Dado que el periódico (deportivo) venía hoy más interesante que de costumbre, el
Y poco más (siesta aparte) ha dado de sí este domingo, así que hasta aquí mi redacción diaria de este post capicúa. De número sólo, no intentes leerlo entero al revés porque no le encontrarás mucho sentido.
Y al derecho, casi que tampoco.
sábado, 10 de abril de 2010
Día 453. Solete
Hoy ha hecho una caló de cjns
El cielo estaba preciosamente azul y la primavera "alteratodo" parece que ya se ha venido a vivir poráki definitivamente.
Y esto... ¿en qué nos afecta a los cokleatas?
- ¡ Que ye que me saldrán flores en el jardín de la casina !
Evidentemente, Angelito, pero no es eso
- ¡ En que podré pasear más por el sendero® y escuchar los pajaricos!
También Tutxeta, pero me refiero a otra cosa
- ¡ En que las mozas enseñan más carnes !
Pozí JoseLuisito, pero eso no afecta al orejo, ¿no?
- ¡ En que oiremos aún peor !
Tampoco Luisito, tampoco
- ¡ En que nos sentaremos en las terracitas a hacer el vermutito !
Te acercas, Chemita, te acercas
- ¡ En que el pub cierra más tarde y haré horas extras !
También Mario, también, y no las cobrarás
El hecho (una planta) es que con la llegada del buen tiempo salimos de casa más, abrimos más las ventanas, las de casa y las del coche.
En definitiva que estamos más expuestos a los ruidos y sonidos que a las voces.
Por consiguiente el fainjerin (FineHearing) de turno tiene trabajo extra los meses de calorcico.
Ah, y también llegan las kedas emepesieteras.
¿Qué os parece un arroz en Deltebre pa empezar?
¿Cuándo?
Se admiten propuestas.
El cielo estaba preciosamente azul y la primavera "alteratodo" parece que ya se ha venido a vivir poráki definitivamente.
Y esto... ¿en qué nos afecta a los cokleatas?
- ¡ Que ye que me saldrán flores en el jardín de la casina !
Evidentemente, Angelito, pero no es eso
- ¡ En que podré pasear más por el sendero® y escuchar los pajaricos!
También Tutxeta, pero me refiero a otra cosa
- ¡ En que las mozas enseñan más carnes !
Pozí JoseLuisito, pero eso no afecta al orejo, ¿no?
- ¡ En que oiremos aún peor !
Tampoco Luisito, tampoco
- ¡ En que nos sentaremos en las terracitas a hacer el vermutito !
Te acercas, Chemita, te acercas
- ¡ En que el pub cierra más tarde y haré horas extras !
También Mario, también, y no las cobrarás
El hecho (una planta) es que con la llegada del buen tiempo salimos de casa más, abrimos más las ventanas, las de casa y las del coche.
En definitiva que estamos más expuestos a los ruidos y sonidos que a las voces.
Por consiguiente el fainjerin (FineHearing) de turno tiene trabajo extra los meses de calorcico.
Ah, y también llegan las kedas emepesieteras.
¿Qué os parece un arroz en Deltebre pa empezar?
¿Cuándo?
Se admiten propuestas.
viernes, 9 de abril de 2010
Día 452. Transporter
Al fin conseguí agotarla
Y dirás: Has tenido una noche loca con Lucía
Y diré... nada, no hablo de mi vida privada, se sienteeee
Digo que por primera vez en mis 45 primaveras (sí,sí -emperatrí-, primaveras tengo 45) he conseguido agotar una T-10 (tarjeta de transporte de 10 viajes) sin que messi caduque en la cartera o me la sisen en casa para beneficio propio.
En los 23 años que llevo cotizando a la SS (los alemanes malos, no, aunque tienen similitudes), jamás había usado transporte público una semana seguida. Ni dos días, vaya.
Para mí es una novedad en todos los sentidos.
Ya domino la forma pero todavía sigo sin controlar los fondos (sobre todo el mío subiendo escaleras). Lo básico de los transbordos, como no mirar los carteles en plan novato de "padondevoyahora", ya lo domino, pero no sé aún en que vagón ponerme. Ante la duda, en medio, porque ya me ha pasado, por chulito, ponerme en el lado contrario, y claro, llegar el último a la escalera.
Me llama la atención lo que llega a correr la gente a la desesperada por no esperar dos minutos al siguiente metro. Seguro que algun@ luego se pone a hablar con un conocido por la calle durante más tiempo o a mirar un escaparate.
Me ha pasado dos veces (de 10, o sea el 20% de los viajes hasta ahora) encontrarme algún conocido y pasarlo fatal, porque con el ruido no entendíauna mierrrr nada. Y el conocido en cuestión se queda cortao porque no sabe cómo hablarme. Aquí utilizo la técnica Mario, es decir intentar pillar sobre el global y su contexto. Seguiremos entrenando en las próximas semanas.
Lo que me da que pensar es el tema seguridad metril.
Los primeros días he ido muy concentrado vigilando pertenencias y sobre todo el mp7. El hecho (una planta) de irme relajando y teniendo confianza es ciertamente peligroso. Ya no digo que me lo roben, que es difícil (que no imposible), sino que messi caiga... o messi quede pegado a la barra (con lo que me he reído poráki con la nérdota ajena).
Intentaré no relajarme en exceso por lo que pueda ocurrir entre la diversa y cosmopolita multitud de Barcelona.
PS: Para que no pase como con Avatar, no me he currado el póster en exceso para que messi reconozca.
Y dirás: Has tenido una noche loca con Lucía
Y diré... nada, no hablo de mi vida privada, se sienteeee
Digo que por primera vez en mis 45 primaveras (sí,sí -emperatrí-, primaveras tengo 45) he conseguido agotar una T-10 (tarjeta de transporte de 10 viajes) sin que messi caduque en la cartera o me la sisen en casa para beneficio propio.
En los 23 años que llevo cotizando a la SS (los alemanes malos, no, aunque tienen similitudes), jamás había usado transporte público una semana seguida. Ni dos días, vaya.
Para mí es una novedad en todos los sentidos.
Ya domino la forma pero todavía sigo sin controlar los fondos (sobre todo el mío subiendo escaleras). Lo básico de los transbordos, como no mirar los carteles en plan novato de "padondevoyahora", ya lo domino, pero no sé aún en que vagón ponerme. Ante la duda, en medio, porque ya me ha pasado, por chulito, ponerme en el lado contrario, y claro, llegar el último a la escalera.
Me llama la atención lo que llega a correr la gente a la desesperada por no esperar dos minutos al siguiente metro. Seguro que algun@ luego se pone a hablar con un conocido por la calle durante más tiempo o a mirar un escaparate.
Me ha pasado dos veces (de 10, o sea el 20% de los viajes hasta ahora) encontrarme algún conocido y pasarlo fatal, porque con el ruido no entendía
Lo que me da que pensar es el tema seguridad metril.
Los primeros días he ido muy concentrado vigilando pertenencias y sobre todo el mp7. El hecho (una planta) de irme relajando y teniendo confianza es ciertamente peligroso. Ya no digo que me lo roben, que es difícil (que no imposible), sino que messi caiga... o messi quede pegado a la barra (con lo que me he reído poráki con la nérdota ajena).
Intentaré no relajarme en exceso por lo que pueda ocurrir entre la diversa y cosmopolita multitud de Barcelona.
PS: Para que no pase como con Avatar, no me he currado el póster en exceso para que messi reconozca.
jueves, 8 de abril de 2010
Día 451. Acabando. Empezando.
Jueves, durante todo el día.
Por la mañana, con Carmen, la logopeda bien.
Me puso a acertar palabras sueltas de una web, por temática. Algunas las fallaba por la mala calidad de las voces, pero cuando me las repetía Carmen, las adivinaba casi todas.
Al final me ha soltado un pupurri de palabras a cascoporro, sin orden si consenso y he fallado pocas.
Es posible que me den el alta este mes, porque después de más de un año, creo que ya le he sacado a la rehabilitación un buen partido, además de que, por el nuevo trabajo, tengo que ir al hospital en coche, volver a casa y hacer los dos metros y medio de rigor, con lo que llego muy tarde a la newofi.
Al mediodía, me apetecía paella.
A pesar de la amplia oferta gastronómica de la zona, no sabía donde llenarme la tripa de granos. Me he dejado llevar por mi instinto arrocero y he enfilado una calle cercana a la busca y captura de la nueva tasca de los jueves.
A pocos metros me vino el olorcito y me decidí por la buena pinta que hacían los platos y el cubicaje de los mismos.
Tras sentarme en la mesa me he dado cuenta que había olvidado la cartera, con lo que me he tenido que disculpar y volver a por ella, ya que no era cuestión de hacer un “sin pa” el primer día.
El ruido en el garito era ensordecedor, y aunque no he entendido casi nada de lo que me ofrecía el mozo en cuestión, me lo ha repetido varias veces con amabilidad.
Total, que de primero ensalada y de segundo paella.
Me ha traído la paella primero, argumentando que estaba recién hecha y muy buena.
Al quemarme la lengua he confirmado que no mentía en una de las dos cosas.
Al pagar, me ha preguntado si me había gustado, a lo que he contestado que sí, que estaba muy buena. Mentira piadosa porque se le veía buena fe.
A pesar de estar un poquitín dura para mi gusto, me he sentido a idem por lo que creo que ya tengo garito paellil.
Ya me queda menos, en mi lista de servicios del barrio.
Por la mañana, con Carmen, la logopeda bien.
Me puso a acertar palabras sueltas de una web, por temática. Algunas las fallaba por la mala calidad de las voces, pero cuando me las repetía Carmen, las adivinaba casi todas.
Al final me ha soltado un pupurri de palabras a cascoporro, sin orden si consenso y he fallado pocas.
Es posible que me den el alta este mes, porque después de más de un año, creo que ya le he sacado a la rehabilitación un buen partido, además de que, por el nuevo trabajo, tengo que ir al hospital en coche, volver a casa y hacer los dos metros y medio de rigor, con lo que llego muy tarde a la newofi.
Al mediodía, me apetecía paella.
A pesar de la amplia oferta gastronómica de la zona, no sabía donde llenarme la tripa de granos. Me he dejado llevar por mi instinto arrocero y he enfilado una calle cercana a la busca y captura de la nueva tasca de los jueves.
A pocos metros me vino el olorcito y me decidí por la buena pinta que hacían los platos y el cubicaje de los mismos.
Tras sentarme en la mesa me he dado cuenta que había olvidado la cartera, con lo que me he tenido que disculpar y volver a por ella, ya que no era cuestión de hacer un “sin pa” el primer día.
El ruido en el garito era ensordecedor, y aunque no he entendido casi nada de lo que me ofrecía el mozo en cuestión, me lo ha repetido varias veces con amabilidad.
Total, que de primero ensalada y de segundo paella.
Me ha traído la paella primero, argumentando que estaba recién hecha y muy buena.
Al quemarme la lengua he confirmado que no mentía en una de las dos cosas.
Al pagar, me ha preguntado si me había gustado, a lo que he contestado que sí, que estaba muy buena. Mentira piadosa porque se le veía buena fe.
A pesar de estar un poquitín dura para mi gusto, me he sentido a idem por lo que creo que ya tengo garito paellil.
Ya me queda menos, en mi lista de servicios del barrio.
miércoles, 7 de abril de 2010
Día 450. Apatrullando la ciudá
Poco a poco voy haciéndome con todas las novedades de la nueva ofi y los cambios que ello supone en mi rutina diaria.
Voy aprendiendo cual es el mejor horario, la mejor ruta y el mejor posicionamiento en las paradas del metro, haciendo cada viaje menos tenso y más relajado. Hoy incluso me puse música en el mp7, pero pude comprobar las interferencias del metro e incluso como hay Telecoil pero no funciona bien, con lo que se convierte en otra interferencia más.
Respecto al barrio nuevo voy descubriendo cosas:
Peluquerías. Hay muchas "pelus" y/o salones de belleza. Se ve que son muy presumid@s en la zona, aunque a juzgar por la poca gente guapa que veo, o se arreglan para salir de fiesta o para quedarse en casa. Dime observador.
Hostelería. Hay más restaurantes que tiendas. Parece ser que a esta gente no se le caerá encima el techo hogareño, con lo cual vamos descartando opciones del punto anterior.
Talleres de neumáticos. He visto tres talleres cercanos en los que puedes cambiar las ruedas o arreglar un pinchazo. Parece que en el barrio hay algún gamberrete que se dedica a tirar chinchetas y tornillos por la carretera, seguramente patrocinado por los talleres.
El mercado de enfrente es prohibitivo. Ayer compré una pera por casi un leuro. Debe ser que, como pasaba antiguamente con las llamadas interprovinciales, era "conferencia".
Me falta todavía saber dónde está la farmacia, la oficina de correos (con pirdún) y algún servicio más para sentirme como en el otro.
De momento, hoy, ya encontré un clip.
Voy aprendiendo cual es el mejor horario, la mejor ruta y el mejor posicionamiento en las paradas del metro, haciendo cada viaje menos tenso y más relajado. Hoy incluso me puse música en el mp7, pero pude comprobar las interferencias del metro e incluso como hay Telecoil pero no funciona bien, con lo que se convierte en otra interferencia más.
Respecto al barrio nuevo voy descubriendo cosas:
Peluquerías. Hay muchas "pelus" y/o salones de belleza. Se ve que son muy presumid@s en la zona, aunque a juzgar por la poca gente guapa que veo, o se arreglan para salir de fiesta o para quedarse en casa. Dime observador.
Hostelería. Hay más restaurantes que tiendas. Parece ser que a esta gente no se le caerá encima el techo hogareño, con lo cual vamos descartando opciones del punto anterior.
Talleres de neumáticos. He visto tres talleres cercanos en los que puedes cambiar las ruedas o arreglar un pinchazo. Parece que en el barrio hay algún gamberrete que se dedica a tirar chinchetas y tornillos por la carretera, seguramente patrocinado por los talleres.
El mercado de enfrente es prohibitivo. Ayer compré una pera por casi un leuro. Debe ser que, como pasaba antiguamente con las llamadas interprovinciales, era "conferencia".
Me falta todavía saber dónde está la farmacia, la oficina de correos (con pirdún) y algún servicio más para sentirme como en el otro.
De momento, hoy, ya encontré un clip.
martes, 6 de abril de 2010
Día 449. Dos metros y medio
Hoy me transporté públicamente.
Que pillé el Metro, vaya, para ir al nuevo despacho.
El susodicho (despacho, no Metro) está emplazado en mal sitio para el transporte de carriles, y el autobús tarda media hora más. Tengo que hacer tres transbordos, que me llevan 40 minutos en llegar, más o menos lo que en el coche contando embotellamiento (wkp2: ir en coche uno detrás de otro, muy despacio, con una litrona* en la mano).
El primer metro no estaba muy humanizado. Al principio no sabía si dejarme el mp7 o quitármelo, me da un poco de miedo ponérmelo con mucha gente. He decidido dejármelo y he entendido por el altavoz casi todas las paradas excepto Fabra i Puig que he confundido con Sagrera.
El segundo metro tampoco estaba muy lleno, pero no he entendido la voz en off, tenía el altavoz más lejos.
El tercer transporte, ferrocarril, ha sido caótico. Ante el aluvión me he quitado el mp7. He entrado prácticamente a empujones y no tenía donde agarrarme excepto en el culo del de delante, cosa que, al ser de sexo masculino, no he hecho (aunque no lo descarto en un futuro como cada día sea así).
Tengo que encontrar horarios menos concurridos, pero para ser el primer día, siendo novato del transporte público, no lo he hecho nada mal. Sólo me falta controlar qué vagón me interesa más para salir rapidito, una habilidad propia de los veteranos
La nueva ofi, como ya comenté, es chulísima, aunque estos primeros días, con el polvo flotando, no puedo sacarme el dolor de cabeza de encima (y no me preguntes como he relacionado “polvo” y “dolor de cabeza”).
A la vuelta al joum suit joum he probado la ruta con metro y medio, de menos transbordos, pero que ha resultado más largo (a pata) y con más paradas.
Así que me quedo pa los restos con el de dos y medio, porque a veces resulta que más, es menos.
*litrona: cerveza de un litro
Que pillé el Metro, vaya, para ir al nuevo despacho.
El susodicho (despacho, no Metro) está emplazado en mal sitio para el transporte de carriles, y el autobús tarda media hora más. Tengo que hacer tres transbordos, que me llevan 40 minutos en llegar, más o menos lo que en el coche contando embotellamiento (wkp2: ir en coche uno detrás de otro, muy despacio, con una litrona* en la mano).
El primer metro no estaba muy humanizado. Al principio no sabía si dejarme el mp7 o quitármelo, me da un poco de miedo ponérmelo con mucha gente. He decidido dejármelo y he entendido por el altavoz casi todas las paradas excepto Fabra i Puig que he confundido con Sagrera.
El segundo metro tampoco estaba muy lleno, pero no he entendido la voz en off, tenía el altavoz más lejos.
El tercer transporte, ferrocarril, ha sido caótico. Ante el aluvión me he quitado el mp7. He entrado prácticamente a empujones y no tenía donde agarrarme excepto en el culo del de delante, cosa que, al ser de sexo masculino, no he hecho (aunque no lo descarto en un futuro como cada día sea así).
Tengo que encontrar horarios menos concurridos, pero para ser el primer día, siendo novato del transporte público, no lo he hecho nada mal. Sólo me falta controlar qué vagón me interesa más para salir rapidito, una habilidad propia de los veteranos
La nueva ofi, como ya comenté, es chulísima, aunque estos primeros días, con el polvo flotando, no puedo sacarme el dolor de cabeza de encima (y no me preguntes como he relacionado “polvo” y “dolor de cabeza”).
A la vuelta al joum suit joum he probado la ruta con metro y medio, de menos transbordos, pero que ha resultado más largo (a pata) y con más paradas.
Así que me quedo pa los restos con el de dos y medio, porque a veces resulta que más, es menos.
*litrona: cerveza de un litro
lunes, 5 de abril de 2010
Día 448. Furia de timados
Anoche tocó salir. Primero cenamos, y después "cinamos".
Tres parejas decidíamos que película ver. La mitad querían ver la tercera de la saga Millenium. El resto preferimos una en 3D.
En mi caso, no me atrevo aun a ver una peli basada en los diálogos, así que prefiero una en la que al menos disfrute con los efectos especiales. Asinas que optamos por "Furia de Titanes".
Me encargué de sacar las entradas por internet y aquí tengo unas quejas.
Primera: Servicaixa te cobra 0,9 leuros por "gastos de gestión", que multiplicado por 6 hacen 5,4 euros que se embolsa el Sr. Gestión. No entiendo esto de que cobren comisiones por hacerles yo el trabajo. ¿Estoy pagando la comodidad de no hacer cola? ¿Los que tenemos dificultad para comunicarnos también tenemos que pagarlo? Yo no sé el resto de cokleatas, pero las taquilleras y yo no nos entendemos demasiado bien.
Segunda: La película en 3D vale 2 euros más que una 2D. ¿Por las gafas? Encima las han cambiado por una de pasta más gruesa, de patillas fijas, que dificultan el llevártelas de recuerdo... kñ, ya que las pagas...!!!
Pues si el cine tiene en el 3D la solución a su crisis, deberían ponerlo más fácil para descartar la tentación del pirateo, ¿no?
Tercera: Al salir de la peli los tres nos quejamos de los pocos efectos 3D que tiene y que prácticamente se puede ver en 2D, sin el engorro de estas gafas más pesadas que nos hicieron marca a todos, dinos tikismikis.
Una vez descargada la "Furia de Timados" os cuenco mi experiencia auditiva.
Al empezar la película entendía algunas frases sueltas, con lo que tuve la impresión de que la cosa mejoraba respecto a veces anteriores.
A medida que avanzaba la película iba entendiendo menos, hasta llegar al 0%.
Tengo que apuntar al respecto varias observaciones del porqué:
1) Seguramente mi cabeza se hace vaga para interpretar y se deja llevar por un argumento facilón, dime comodón
2) Paradójicamente, me entretiene hacer mis propios guiones en estas películas, dime fantasioso
3) Los efectos visuales enmascaran en muchas ocasiones los diálogos, y poca falta hace seguirlos, dime conformista
Eso sí, los efectos de sonido (no hablados) los oigo bastante bien, en parte debido al volumen exagerado, dañino para el orejo humano, pero aceptable para mi FineHearing (fainjerin).
En resumen y contrariamente a lo que aparenta este post, la película me gustó mucho a nivel efectos especiales (sobretodo si la comparo con la de 1981) aunque no deja de ser la clásica peli de enfrentamiento épico entre el bien y el mal, con protagonistas que viajan por parajes impresionantes (hay que ver la de kilómetros que patean en un plisplas, por cierto) buscando con qué eliminar al malo malísimo (hasta comparte algún prota con la saga de los anillos).
Visto lo visto, y cansado de pelis de Sam Worthington (el prota de Avatar y ésta, de cierto parecido a mi Abel, aunque menos guapo), la próxima será de animación, seguramente Toy Story 3 o Alicia en el país...
No las entenderé, pero no pararé hasta conseguirlo, por el hermano de Indi Jones, un tal Misco.
Tres parejas decidíamos que película ver. La mitad querían ver la tercera de la saga Millenium. El resto preferimos una en 3D.
En mi caso, no me atrevo aun a ver una peli basada en los diálogos, así que prefiero una en la que al menos disfrute con los efectos especiales. Asinas que optamos por "Furia de Titanes".
Me encargué de sacar las entradas por internet y aquí tengo unas quejas.
Primera: Servicaixa te cobra 0,9 leuros por "gastos de gestión", que multiplicado por 6 hacen 5,4 euros que se embolsa el Sr. Gestión. No entiendo esto de que cobren comisiones por hacerles yo el trabajo. ¿Estoy pagando la comodidad de no hacer cola? ¿Los que tenemos dificultad para comunicarnos también tenemos que pagarlo? Yo no sé el resto de cokleatas, pero las taquilleras y yo no nos entendemos demasiado bien.
Segunda: La película en 3D vale 2 euros más que una 2D. ¿Por las gafas? Encima las han cambiado por una de pasta más gruesa, de patillas fijas, que dificultan el llevártelas de recuerdo... kñ, ya que las pagas...!!!
Pues si el cine tiene en el 3D la solución a su crisis, deberían ponerlo más fácil para descartar la tentación del pirateo, ¿no?
Tercera: Al salir de la peli los tres nos quejamos de los pocos efectos 3D que tiene y que prácticamente se puede ver en 2D, sin el engorro de estas gafas más pesadas que nos hicieron marca a todos, dinos tikismikis.
Una vez descargada la "Furia de Timados" os cuenco mi experiencia auditiva.
Al empezar la película entendía algunas frases sueltas, con lo que tuve la impresión de que la cosa mejoraba respecto a veces anteriores.
A medida que avanzaba la película iba entendiendo menos, hasta llegar al 0%.
Tengo que apuntar al respecto varias observaciones del porqué:
1) Seguramente mi cabeza se hace vaga para interpretar y se deja llevar por un argumento facilón, dime comodón
2) Paradójicamente, me entretiene hacer mis propios guiones en estas películas, dime fantasioso
3) Los efectos visuales enmascaran en muchas ocasiones los diálogos, y poca falta hace seguirlos, dime conformista
Eso sí, los efectos de sonido (no hablados) los oigo bastante bien, en parte debido al volumen exagerado, dañino para el orejo humano, pero aceptable para mi FineHearing (fainjerin).
En resumen y contrariamente a lo que aparenta este post, la película me gustó mucho a nivel efectos especiales (sobretodo si la comparo con la de 1981) aunque no deja de ser la clásica peli de enfrentamiento épico entre el bien y el mal, con protagonistas que viajan por parajes impresionantes (hay que ver la de kilómetros que patean en un plisplas, por cierto) buscando con qué eliminar al malo malísimo (hasta comparte algún prota con la saga de los anillos).
Visto lo visto, y cansado de pelis de Sam Worthington (el prota de Avatar y ésta, de cierto parecido a mi Abel, aunque menos guapo), la próxima será de animación, seguramente Toy Story 3 o Alicia en el país...
No las entenderé, pero no pararé hasta conseguirlo, por el hermano de Indi Jones, un tal Misco.
domingo, 4 de abril de 2010
Día 447. Tarde de fúmbol
Tal como sus avancé en el post anterior, también llamado 446, ayer tuve una experiencia de pelotas.
Y es que me invitaron al partido del Barça con el Athleti (de Bilbao).
No había estado en Can Barça desde que perdí el carné de normoyente (hace 447 días+ iva, en forma de kurantena) y paso a narrarsus mi experiencia acústica.
Anticipo que he estado muchos años siendo un asiduo a los partidos del Barça, pues he disfrutado de muchas tardes de éxitos y fracasos desde que Abel era un enano hasta que decidió cambiar esas tardes de fúmbol con mí, por tardes-noches con sus amistades, mayormente femeninas (kuñu, yo también lo hubiera cambiaoCLOOOOONCmierrr).
La primera impresión al llegar era de murmullo generalizado, que con el mp7 me cuesta discriminar. Las trompetas típicas de aire comprimido del fúmbol se asemejan a la bocina de un camión, cosa que descarto al no vislumbrar sitio por donde meter un cacharro de semejante tamaño.
En el momento de saltar los jugadores a calentar al campo se produce una gran ovación acompañada de gritos, que me recuerda el frsfrsfrsssss de cuando echas las croquetas en el aceite hirviendo.
Después del calentamiento se retiran entre aplausos, esta vez sin berridos, los noto más naturales.
Salen los jugadores al campo junto al himno del Barça. En un momento dado me pierdo, pero puedo seguirlo gracias a los monitores puestos a tal efecto, cual karaoke chino.
Durante el partido distingo casi todos los cánticos que recuerdo de los jugadores, (a Puyol, a Messi, a Bojan,...) y los generales de "Barça, Barça". Se me escapa uno que no recuerdo y pido el comodín de mi compañero: Era "Oh, lelé, oh, lalá, aquest Barça es, el millor que hi ha" (este Barça es, lo mejor que hay).
Al coincidir con la Semana Santa, el campo está llenisssmo de guiris que lo aplauden todo, hasta cuando el de las latas vende una Coca-Cola. Tengo uno a pocos metros que va a acabar con las palmas de las manos más rojas que el culo de un mandril, a juego con sus mofletes.
Pude escuchar el "UOOOOOOOOOOOOOOOOOOH" de los goles por cuatro veces (señal bastante inequívoca de victoria local), e incluso las protestas y los recuerdos a las familias del trío arbitral (aunque esto es fácil porque va acompañado del levantamiento de un brazo con la palma de la mano en perpendicular al suelo, y frunción de ceño del dueño de la mano, el brazo y del ceño).
En resumen, una experiencia de normoforofo que espero repetir pronto y que hemos terminado con un brindis de cava en la zona vip, con un MMD (momento de mínima distancia) con Laporta de escasos metros, aunque tengo que confesar que es lo que menos ilusión me ha hecho de toda la tarde.
Para terminar, una fotiqui con el bus de las seis copas, un rótulo que espero que este año no tengan que redecorar mucho, que pa eso ya está el Ikea.
Y es que me invitaron al partido del Barça con el Athleti (de Bilbao).
No había estado en Can Barça desde que perdí el carné de normoyente (hace 447 días+ iva, en forma de kurantena) y paso a narrarsus mi experiencia acústica.
Anticipo que he estado muchos años siendo un asiduo a los partidos del Barça, pues he disfrutado de muchas tardes de éxitos y fracasos desde que Abel era un enano hasta que decidió cambiar esas tardes de fúmbol con mí, por tardes-noches con sus amistades, mayormente femeninas (kuñu, yo también lo hubiera cambiaoCLOOOOONCmierrr).
La primera impresión al llegar era de murmullo generalizado, que con el mp7 me cuesta discriminar. Las trompetas típicas de aire comprimido del fúmbol se asemejan a la bocina de un camión, cosa que descarto al no vislumbrar sitio por donde meter un cacharro de semejante tamaño.
En el momento de saltar los jugadores a calentar al campo se produce una gran ovación acompañada de gritos, que me recuerda el frsfrsfrsssss de cuando echas las croquetas en el aceite hirviendo.
Después del calentamiento se retiran entre aplausos, esta vez sin berridos, los noto más naturales.
Salen los jugadores al campo junto al himno del Barça. En un momento dado me pierdo, pero puedo seguirlo gracias a los monitores puestos a tal efecto, cual karaoke chino.
Durante el partido distingo casi todos los cánticos que recuerdo de los jugadores, (a Puyol, a Messi, a Bojan,...) y los generales de "Barça, Barça". Se me escapa uno que no recuerdo y pido el comodín de mi compañero: Era "Oh, lelé, oh, lalá, aquest Barça es, el millor que hi ha" (este Barça es, lo mejor que hay).
Al coincidir con la Semana Santa, el campo está llenisssmo de guiris que lo aplauden todo, hasta cuando el de las latas vende una Coca-Cola. Tengo uno a pocos metros que va a acabar con las palmas de las manos más rojas que el culo de un mandril, a juego con sus mofletes.
Pude escuchar el "UOOOOOOOOOOOOOOOOOOH" de los goles por cuatro veces (señal bastante inequívoca de victoria local), e incluso las protestas y los recuerdos a las familias del trío arbitral (aunque esto es fácil porque va acompañado del levantamiento de un brazo con la palma de la mano en perpendicular al suelo, y frunción de ceño del dueño de la mano, el brazo y del ceño).
En resumen, una experiencia de normoforofo que espero repetir pronto y que hemos terminado con un brindis de cava en la zona vip, con un MMD (momento de mínima distancia) con Laporta de escasos metros, aunque tengo que confesar que es lo que menos ilusión me ha hecho de toda la tarde.
Para terminar, una fotiqui con el bus de las seis copas, un rótulo que espero que este año no tengan que redecorar mucho, que pa eso ya está el Ikea.
sábado, 3 de abril de 2010
Día 446. Caprichos
Esta mañana se nos acabaron las cápsulas de una conocida marca de café representada por el Clooney cuyo nombre no puedo decir aquí si no me pagan por ello, dime espabilao.
He hecho una cafetera de las de toda la vida y hay que ver que pronto nos acostumbramos a lo bueno, porque me sabía horrrrrrroroso. Y el invento de rellenar las cápsulas manualmente tampoco mejora mucho el sabor, aunque le pone crema, eso sí.
El café en cápsulas es un capricho a la par que vicio como puede ser fumar u otras cosas ilegales a las que no acostumbro, por lo que es de los pocos que tengo.
Asinas que, aprovechando el solecico, dirigíme a Passeig de Gràcia, a la preciosa macrotienda de esta marca.
Al asomarme por la puerta, veo que hay unas tremendas colas que Lucía sabe saltarse (echándole gatoShrekada + armas de mujer) pero servidor no.
Lo que no sabe mucha gente es que tres manzanas hacia arriba hay otra tienda más pequeña, con menos aglomeración, así que pallá me fui.
Con las vacaciones y el buen día, el Passeig de Gràcia estaba ambientadísimo asinas que sus he hecho unas foticos, pa presumir de ciudad:
Seguidores del Athleti (de Bilbao) partido al que me han invitado y cuya experiencia sus contaré mañana.
La bonita Pedrera, desde la acera de enfrente. ¿Entiendes?
Sus colas típicas
La otra tienda del Clooney. Mierrrr, se ve la marca, y estos no me pagan, seguro.
Una foto cruzando del Passeig de Gràcia con el semáforo en rojo. Condosco. No lo hagan en suscasas calles.
Una de las tiendas de moda más fashions a la par que caras. Aunque siempre puedes recurrir al sucedáneo Carolina "Heredia". No es lo mismo, por eso.
De camino para casa me he parado a por otro de mis caprichos, el vermut Izaguirre.
A pesar de lo que parezca poráki, no acostumbro a beber casi nunca, sólo agua, trina y cerveza sin, pero los domingos me gusta hacer un vermucito, y ya que lo hago, como el café, que sea bueno, que no está reñido con que sea económico (7,50 leuros, más barato que Martinidemierrrr).
Aunque a veces, y algunos darán fe, mi fanatismo por dicha marca (que tampoco me paga, por cierto) hace que mese vaya la mano.
He hecho una cafetera de las de toda la vida y hay que ver que pronto nos acostumbramos a lo bueno, porque me sabía horrrrrrroroso. Y el invento de rellenar las cápsulas manualmente tampoco mejora mucho el sabor, aunque le pone crema, eso sí.
El café en cápsulas es un capricho a la par que vicio como puede ser fumar u otras cosas ilegales a las que no acostumbro, por lo que es de los pocos que tengo.
Asinas que, aprovechando el solecico, dirigíme a Passeig de Gràcia, a la preciosa macrotienda de esta marca.
Al asomarme por la puerta, veo que hay unas tremendas colas que Lucía sabe saltarse (echándole gatoShrekada + armas de mujer) pero servidor no.
Lo que no sabe mucha gente es que tres manzanas hacia arriba hay otra tienda más pequeña, con menos aglomeración, así que pallá me fui.
Con las vacaciones y el buen día, el Passeig de Gràcia estaba ambientadísimo asinas que sus he hecho unas foticos, pa presumir de ciudad:
Seguidores del Athleti (de Bilbao) partido al que me han invitado y cuya experiencia sus contaré mañana.
La bonita Pedrera, desde la acera de enfrente. ¿Entiendes?
Sus colas típicas
La otra tienda del Clooney. Mierrrr, se ve la marca, y estos no me pagan, seguro.
Una foto cruzando del Passeig de Gràcia con el semáforo en rojo. Condosco. No lo hagan en sus
Una de las tiendas de moda más fashions a la par que caras. Aunque siempre puedes recurrir al sucedáneo Carolina "Heredia". No es lo mismo, por eso.
De camino para casa me he parado a por otro de mis caprichos, el vermut Izaguirre.
A pesar de lo que parezca poráki, no acostumbro a beber casi nunca, sólo agua, trina y cerveza sin, pero los domingos me gusta hacer un vermucito, y ya que lo hago, como el café, que sea bueno, que no está reñido con que sea económico (7,50 leuros, más barato que Martinidemierrrr).
Aunque a veces, y algunos darán fe, mi fanatismo por dicha marca (que tampoco me paga, por cierto) hace que mese vaya la mano.
viernes, 2 de abril de 2010
Día 445. Gatoshrekadas
Hay situaciones cotidianas en las que, mira tú por donde, abuso de elhecho (una planta) de ser sordete. Ya que tenemos esta demencia deficiencia habrá que usarla pa algo, ¿no?.
Las llamo gatoshrekadas porque pongo carita del gato de Shrek (del que no sé el nombre), que por si no tacuerdas es ésta, que recupero del día 336, por cierto qué difícil se pone lo de no repetir ya, Diossssss (con pirdúuuun que hoy estás de velatorio).
En la ferretería:
Al entrar pido tanda. Me la da un joven de aspecto "bien posicionado" con su traje y gabardina que contrasta bastante con el resto de la cola (creo que era el único que se había afeitado). Parece que va a duplicar llaves, porque está en el mostrador intentando ordenarlas junto a sus apuntes. Yo confundo este gesto con que ya le están atendiendo, así que a la voz de "siguiente" (que apenas oigo, pero que es un gesto particular) digo "yo" y me lanzo con un "necesito 2 bombillas como ésta".
Inmediatamente noto una puntita del dedo indice del jovenzuelo en mi hombro y al girarme, con el ceño fruncido, ceja levantada y cara de listo me dice algo que no entiendo pero deduzco que me he saltao la tanda. Inmediatamente pongo cara gatoShrek y le suelto señalándome el mp7 y con voz de rumana pidiendo en el metro un "ayyyyy pirduuuuuuun, es que soy sordo (mentira) y creí que te estaban atendiendo, pirduuuun".
El mozo en cuestión me mira el mp7 y se pone como un tomate ante la cagada delante de la ferretería llena, pidiéndome perdón a mi.
Cuanto me toca, en paralelo a él (hay varias dependientas que me conocen de ser asiduo) y mientras no encuentran mi bombilla, veo que efectivamente era un cretino y tiene hasta las narices a la ferretera que me hace un gesto de "la que ma tocao con éste" mientras se aclara con las llaves a duplicar.
Al irme todavía le estaban atendiendo. Le devuelvo el gesto del dedito índice en el hombro y le repito un "pirduuuna por lo de antes, eh? es que soy sordo (mentira) y confundo muchas cosas".
Él repite coloración de cara.
En el aeropuerto:
Puerta de embarque. Retraso de 20 minutos. Empieza a recoger billetes una azafata. La cola se rompe y empieza un "al ataqueeeerl" generalizado. Otra azafata dice algo y se acercan unas cuantas personas a esa fila. Deduzco que son los de primera clase por el aspecto de algunos (la vista también sirve para oír muchas veces), pero yo me hago el tonto (tampoco me tengo que esforzar mucho). Cuando me toca, la moza en cuestión (aclaro: me toca el turno, no me toca la moza, mierrrCLOOONC) me dice que sólo filas de dfdjk a skdjfh. Uso la técnica gatoShrek y le digo si me podía repetir, que no oía bien. Me dice que tengo que ir a otra cola. Pienso: OPJ, no me ha servido la táctica, con lo bien ensayada que la tengo. Repito: perdona es que tengo un implante (lo de mp7 no lo hubiera entendido), señalándome el orejo. Duda y me dice: pase y dígaselo a mi compañera, que por eso le dejo pasar.
Tooooma tooooma.
¿Alguna gatoShrekada entre mis comentakas?
Las llamo gatoshrekadas porque pongo carita del gato de Shrek (del que no sé el nombre), que por si no tacuerdas es ésta, que recupero del día 336, por cierto qué difícil se pone lo de no repetir ya, Diossssss (con pirdúuuun que hoy estás de velatorio).
En la ferretería:
Al entrar pido tanda. Me la da un joven de aspecto "bien posicionado" con su traje y gabardina que contrasta bastante con el resto de la cola (creo que era el único que se había afeitado). Parece que va a duplicar llaves, porque está en el mostrador intentando ordenarlas junto a sus apuntes. Yo confundo este gesto con que ya le están atendiendo, así que a la voz de "siguiente" (que apenas oigo, pero que es un gesto particular) digo "yo" y me lanzo con un "necesito 2 bombillas como ésta".
Inmediatamente noto una puntita del dedo indice del jovenzuelo en mi hombro y al girarme, con el ceño fruncido, ceja levantada y cara de listo me dice algo que no entiendo pero deduzco que me he saltao la tanda. Inmediatamente pongo cara gatoShrek y le suelto señalándome el mp7 y con voz de rumana pidiendo en el metro un "ayyyyy pirduuuuuuun, es que soy sordo (mentira) y creí que te estaban atendiendo, pirduuuun".
El mozo en cuestión me mira el mp7 y se pone como un tomate ante la cagada delante de la ferretería llena, pidiéndome perdón a mi.
Cuanto me toca, en paralelo a él (hay varias dependientas que me conocen de ser asiduo) y mientras no encuentran mi bombilla, veo que efectivamente era un cretino y tiene hasta las narices a la ferretera que me hace un gesto de "la que ma tocao con éste" mientras se aclara con las llaves a duplicar.
Al irme todavía le estaban atendiendo. Le devuelvo el gesto del dedito índice en el hombro y le repito un "pirduuuna por lo de antes, eh? es que soy sordo (mentira) y confundo muchas cosas".
Él repite coloración de cara.
En el aeropuerto:
Puerta de embarque. Retraso de 20 minutos. Empieza a recoger billetes una azafata. La cola se rompe y empieza un "al ataqueeeerl" generalizado. Otra azafata dice algo y se acercan unas cuantas personas a esa fila. Deduzco que son los de primera clase por el aspecto de algunos (la vista también sirve para oír muchas veces), pero yo me hago el tonto (tampoco me tengo que esforzar mucho). Cuando me toca, la moza en cuestión (aclaro: me toca el turno, no me toca la moza, mierrrCLOOONC) me dice que sólo filas de dfdjk a skdjfh. Uso la técnica gatoShrek y le digo si me podía repetir, que no oía bien. Me dice que tengo que ir a otra cola. Pienso: OPJ, no me ha servido la táctica, con lo bien ensayada que la tengo. Repito: perdona es que tengo un implante (lo de mp7 no lo hubiera entendido), señalándome el orejo. Duda y me dice: pase y dígaselo a mi compañera, que por eso le dejo pasar.
Tooooma tooooma.
¿Alguna gatoShrekada entre mis comentakas?
jueves, 1 de abril de 2010
Día 444. Jueves Santo
Hoy, a diferencia de otras ciudades, no es fiesta en Barcelona.
Como no sabía cómo quedó el tema mudanza ayer (por mi ausencia madrileña) me he acercado al antiguo local, a modo de despedida. Ya sabéis (y si no sus lo cuento) que tenía pasión por mi ex-barrio.
Las ventanas estaban cerradas. Iba a subir a hacer unas fotos del local vacío pero hubiera sido como cuando el forense confirma una muerte (nuestra secre dará fe).
Al cruzar la calle Aragón, también lo hacía el chico mayusválido del post 296. Al rato he reaccionado y me he dado cuenta que esta semana he coincidido tres veces con él en ese semáforo. Mierrrrrrr, eso quería decir algo ! y lo he negado tres veces.
Le he buscado pa decirle algo, sin éxito.
Con esto en la cabeza he ido al nuevo local y nuevo barrio. Me he encontrado una nueva agencia, moderna, espaciosa, bien segmentada y hasta con internet funcionando... y rápido (algo poco frecuente los últimos meses). Me he quedado con las ganas de que llegue el martes para vivir la resurrección de la empresa, en la hipotenusa de 2.800 metros en horizontal por 70 metros más sobre el nivel del mar, o sea a 2.801,87 metros (nuestro Chemates dará fe).
He peinado un poco el barrio y he descubierto varias cosas que me han gustado.
Una granjita con bocadillitos de pan crujiente (aun no sé si tienen Trina) y con magdalenas (¿María?) con trocitos de "algo", entre esos "algos", chocolate, chocolate blanco o arándanos.
Mmmmmmmm.El martes las ataco, ya salivo a lo Homer Simpson sólo de pensarlo.
Un parque con un raro pediluvio (¿universal?), donde mojarse los pieses en verano, pero, aunque hoy estaba vacío, no me imagino refrescando mis pinreles en el extraño, a la par que turbio, caldo de pezuña barcelonesa.
Una vista del templo del Tibidabo en la esquina, que me oxigena la vista, ya que hasta casi se puede ver el famoso avión (y viejuno) del parque de atracciones.
Pues con esas y un bizcocho (o magdalena de arándanos), esperando al martes a las ocho, que también estreno transporte público.
Hasta mese ha olvidado ya el viejo local de Aragó.
¡¡¡ El muerto al hoyo, y el vivo al bollo !!!
PS: Curiosa la foto de matrícula que hice esta mañana, el número del post !
Como no sabía cómo quedó el tema mudanza ayer (por mi ausencia madrileña) me he acercado al antiguo local, a modo de despedida. Ya sabéis (y si no sus lo cuento) que tenía pasión por mi ex-barrio.
Las ventanas estaban cerradas. Iba a subir a hacer unas fotos del local vacío pero hubiera sido como cuando el forense confirma una muerte (nuestra secre dará fe).
Al cruzar la calle Aragón, también lo hacía el chico mayusválido del post 296. Al rato he reaccionado y me he dado cuenta que esta semana he coincidido tres veces con él en ese semáforo. Mierrrrrrr, eso quería decir algo ! y lo he negado tres veces.
Le he buscado pa decirle algo, sin éxito.
Con esto en la cabeza he ido al nuevo local y nuevo barrio. Me he encontrado una nueva agencia, moderna, espaciosa, bien segmentada y hasta con internet funcionando... y rápido (algo poco frecuente los últimos meses). Me he quedado con las ganas de que llegue el martes para vivir la resurrección de la empresa, en la hipotenusa de 2.800 metros en horizontal por 70 metros más sobre el nivel del mar, o sea a 2.801,87 metros (nuestro Chemates dará fe).
He peinado un poco el barrio y he descubierto varias cosas que me han gustado.
Una granjita con bocadillitos de pan crujiente (aun no sé si tienen Trina) y con magdalenas (¿María?) con trocitos de "algo", entre esos "algos", chocolate, chocolate blanco o arándanos.
Mmmmmmmm.El martes las ataco, ya salivo a lo Homer Simpson sólo de pensarlo.
Un parque con un raro pediluvio (¿universal?), donde mojarse los pieses en verano, pero, aunque hoy estaba vacío, no me imagino refrescando mis pinreles en el extraño, a la par que turbio, caldo de pezuña barcelonesa.
Una vista del templo del Tibidabo en la esquina, que me oxigena la vista, ya que hasta casi se puede ver el famoso avión (y viejuno) del parque de atracciones.
Pues con esas y un bizcocho (o magdalena de arándanos), esperando al martes a las ocho, que también estreno transporte público.
Hasta mese ha olvidado ya el viejo local de Aragó.
¡¡¡ El muerto al hoyo, y el vivo al bollo !!!
PS: Curiosa la foto de matrícula que hice esta mañana, el número del post !
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