Día 296. Pepe se fija

Me gusta observar. Soy un gran observador (ya soy grande en algo además de altura, fíjatetú).

Muy a menudo me llegan inputs por losojo e intento capturar el momento y si es interesante propagarlo, bien por loputointerné (llamado asinas por la facilidad que tiene para no funcionar cuando más lo necesitas) vía feisbú, o mandando un emilio a todos los compis (el corrector ortográfico ya mesestá volviendo loco, me parece que en este párrafo mé pasao con el Pepeñés). O desde hace unos meses, vía TwitPep, si puedo hacer una foto de ello.

Y si no, como tengo un bló / Scattergories y lo puedo hacer por aquí, pues allá que voy.

Me llegó leyendo el periódico:
En una entrevista a Richard Gere (que guaaaaaaaapo dirán algunas -y algunos-) dice que el budismo le da sentido al universo, que le enseñó a vivir y explorar sin miedo.

Yo puedo decir lo mismo, sin budismo. Las experiencias que he tenido en los últimos dos años me han hecho interpretar los posibles miedos que tenía y dejarlos en sustitos.
Y dirás: ¿y qué terapia / religión /técnica es?
Y diré: pues no lo sé, pero es un cúmulo de muchas, quitando nombres, vocabulario raro y seres superiores. A mi me funciona.

Me llegó por losojo:
Ayer esperaba a cruzar el semáforo de peatones del carrer Aragó con un viento de cojines que había esparcido unas bolsas de basura (se supone que con poco peso) de al lado de los containers. Una de ellas en medio del paso de cebra.

Los minusválidos de a pie (peraaaaaa.. ahora entenderás…) pasaban por delante de la bolsa sin hacerle caso. Un chico en silla de ruedas, cogió la bolsa y con la otra mano manejando con habilidad la silla, la puso en su sitio. ¿Entiendes ahora lo de los “minusválidos de a pie”?

Me llegó vía Interné:
Un artista autista, Stephen Wiltshire, con sólo sobrevolar 20 minutos Nueva York en helicóptero, ha conseguido hacer con todo detalle un dibujo de 18 pies de ancho.

Esto y mi PTCS me hace pensar que todos tenemos una capacidad de memoria fotográfica no desarrollada que algún día se descubrirá y que los autistas, por un error de la naturaleza, lo tienen.
Con los sonidos y la habilidad musical debe pasar lo mismo.
Y con los cocleados, pues algo parecido. Se nos ha roto la pasarela-intérprete entre el mundo cotidiano y la parte cerebral que maneja los sonidos, como si de un puente de una película de Indiana Jones se tratara.

Pues nada, habrá que ponerse el sombrerico, la chupa de cuero y el látigo y poner a todos los otros sentidos a trabajar para reconstruirlo.

PS: En este post he puesto dos personajes guapos y uno guapísimo. ¡A ver si los encuentras!. La solución, en los comentarios.