Día 664. Totus Suus

Escribo estas líneas mientras tengo a Su Santidad (Susan) lo más cerca que he tenido nunca, aquí cerquita, a escasos kilómetros.

Mi ciudad ha cambiado hoy para recibirlo como el superheroe salvador que para muchos lo es, y lo respeto.

Vino para dar una misa en el edificio más emblemático de Barcelona, que no es el "consolador luminoso", sino la Sagrada Familia.

Me quedo embobao viendo las imágenes de TV3, con unas imágenes que espero volver a ver pronto (y en alta definición). A falta de oído ha sido un espectáculo para la vista.

Cuando iba en coche a trabajar y subía por el scalextrix de la Plaça de les Glòries, era rara la mañana que no me entraba un gusanillo por el estómago al ver cómo destacaban en el horizonte las torres apostólicas del templo, además de por su inmensidad actual, de pensar que aún faltan las más grandes.

Quedé impresionado hace años al llevar a un pequeño Abel a subir por las torres. Para él fue como llevarlo al parque. Yo me enamoré del estilo Gaudí por muchos años.

Todavía recuerdo la sensación de ver una de las primeras maquetas en el museo anexo. Lo que estaba construido hasta la fecha apenas destacaba entre la gran maqueta, imposible de realizar hoy día sin derribar edificios colindantes.

Ver hoy el templo (ya basílica) por dentro, me ha emocionao. Por desgracia, hay que hacer una terrible cola para visitarlo.

De la parte religiosa del asunto, poco que decir, mucho que callar. Por respeto.

Recuerdo que desde bien pequeño iba los domingos a misa. Yo solo (sin acento). Rezaba cada noche, como algo que no acababa de entender, pero que hacía mecánicamente, por si lo necesitaba algún día.

La vida y los acontecimientos te van cambiando. Dicen que se llama madurar.

Ya no recuerdo desde cuando dejé de creer en la iglesia. Yo no rezaba para eso.

Respeto mucho a los feligreses que buscan respuestas en la misa de siete, a las monjas que cuidan enfermos, a los misioneros y a las casas de acogida cristianas.

No me gusta el circo mediático que he visto hoy en mi ciudad.

No me gusta que dejen a los vecinos sin poder salir de casa, por seguridad.

No me gusta que crean que toda Barcelona es católica, cosa que, afortunadamente no es así.

No me gusta ver obispos gordos, y menos que digan que la gula es pecado (supongo que se refieren a la Gula del Norte, por el precio).

No me gusta el machismo de esta iglesia (ni de otras), lo de sacar a las monjitas en pantalla solo (sin acento) para limpiar el altar de aceite, me ha parecido grotesco¹.

No me gusta ver el anillo de oro que "Susan" luce en sus dedos. El anillo del pescador. No me imagino un pobre pescador con eso.

Si Gaudí levantara la cabeza, creo que opinaría parecido. Su humildad le hacía vestir y vivir casi como un indigente. No quería ser un famoso arquitecto, pero sí quería que su obra se diera a conocer en todo el mundo, para engrandecer el cristianismo. Hoy lo ha conseguido un poco más, todavía.

Si viera lo blanquitos e impolutos de los trajes de todo el séquito papal se estiraría de los pelos de la barba.

Dicen que Susan es el representante de Dios en la tierra.

Viendo lo que cobran los representantes de los jugadores de fútbol, lo entiendo.

Con respeto, eh?. O no.

PS: Quizá puedas pensar que qué estoy diciendo, que me va a castigar el de arriba. Estoy seguro de que no, quien sabe si no estará de acuerdo conmigo, jatetú.