Día 663. Merlín, sin magia

Los sábados por la mañana, mientras Lucía trabaja, y tras asegurarme que va (llevándola, kicir) me toca hacer recados.

Me hizo la lista de la compra. Parece ser que no se fía de mi memoria, no entiendo el porqué.

Me acerqué al "Guisona" (que ya no se llama así, pero se quedó con el nombre) a comprar Patatas, Plátanos, Pavo y Pollo. Están de moda las "pes", como en la "caundaun" (Paloma -reciente-, Paulita y Pepe).

Luego al Carrefour. Cervezas. Caja de doce. Atún. Doce latas. Vino. 2 botellas. Pero de 750cl (7+5+0, ya sabes).

Me acerqué al Leroy-Merlin recién inaugurado (esta semana) junto al Carrefour. No necesitaba nada, pero me picaba. La curiosidad.

Imaginaba que era una versión pequeña de estos almacenes, puesto que así lo aparentaba la entrada. Cuando de repente, al avanzar un poco... sorpresa ! De pequeño nada, han hecho un anexo y es una inmensa nave.

Los ojos se me pusieron como platos, al estilo de un niño entrando en una tienda de golosinas.

Estas tiendas para mí son Disneylandia, y me gusta pasearlas, como a los MediaMarkts. La versión femenina de mi afición sería pasear por... el resto de tiendas de ropa del centro comercial, todasCLOOOOONCvale.

Allí estaban todos los empleados, con el puesto de trabajo estrenado el mismo día que su camisa, que aún conserva todo el color verde al unísono (en unos días se descubrirá quien odia a "Micolor" y sus payasos).

Hace días que busco (sin prisas) un afilador de cuchillos, ya que hace tiempo tenía uno y es muy práctico.

Pregunto en herramientas (también afila destornilladores). El neo-empleado (alopécico) dice que no le suena, que lo pregunta.

Vuelve y me dice que no sabe nada, que mire en ferretería.

En ferretería me dicen que no les suena, que mire en herramientas. Le digo que vengo de allí. No saben nada.

Paso del afilador de mierda y voy a mirar un juego de brocas. En el camino me cruzo con el alopécico, que me pregunta si lo he encontrado. Le digo que me mandaban otra vez a herramientas, y que daba igual. Lo consulta a un compañero. Insisto en que daba igual. El compañero me enseña una piedra de afilar (ya tengo una) y le digo que no es eso, pero... no lo podían buscar en el ordenador?
Se miran los dos y uno dice: si, claro ! Lo busca sin éxito, sólo tenían la piedra.

- Pues nada, gracias.

Después de ser víctima de la inexperiencia de los hombres de verde, y de cuatro paseos, he salido con un juego de brocas, que no necesitaba, y unas escuadras que no sé si necesitaré para algo.

Los tíos somos así.

Luego he procedido a darme un pequeño homenaje ibérico en Viena, una sandwitchería en la que me han dado el turno 88. Exactamente el mismo de ayer, en otro Viena del centro de Barcelona.

En principio no he encontrado relación del 88 con el doce, pero más tarde he sentido un escalofrío al interpretar el "mensaje", que sintiéndolo mucho y siendo kab... no te contaré.

Y he llegado a casa, a las doce.

Anexo: En la tienda sueca tienen un afilador por 6 leuros, ya no me da tiempo hoy, mierrrr