Día 745. Mi mundo en un pañuelo

Acabo con este post la miniserie de enfermedades-putada, yendo a la baja con una que considero putadilla y que afecta a mi persona mismamente, y no es la NF.

Y dirás: ¿Maaaaaaaaaaás? Hijopío eres un retal
Y diré: Pozí

La cosa remonta a cuando yo era un mocoso, literalmente hablando.

Desde tiempos de Poncio Pilatos mi nariz me maltrata cuando menos me lo espero.

Mi imagen está asociada al pañuelo (debería tener acciones de Kleenex) y sin él estoy más perdido que Tarzán en el día de la Madre.

El hecho (la planta) llega a tal punto que cuando era profe (hace unos 15 años) unas alumnas me regalaron muy bien envueltito una cajita de pañuelitos. Cuan graciositas ellas (las muy kab...).

Después de visitar alergólogos, otorrinocomopuedas, curanderos, terapistas y árbitros (porque era lo único que me faltaba consultar) la conclusión es que tengo Rinitis crónica. Incluso un otorrino me operó el tabique nasal porque según él, lo tenía desviado. Algo que según las estadísticas tiene más del 50% de la humanidad (o algo asín).

Necesito tener a mano siempre un papel de celulosa como secante de la gota del grifo nasal. Por si alguien padece de lo mismo, yo utilizo papel de cocina, que aguanta mejor (recomendable que no tenga flores pintadas).

El goteo se acentúa cuando como, hablo, me fatigo o estoy nervioso. En las cuatro opciones hay un nexo en común: la alteración de la respiración normal, algo que después de 45 años de mocoso no he aprendido a controlar.

Me inquieta el tema y de vez en cuando acudo al otorrino, para que haga de "rrino" y me mande algún espray, de momento sin éxito.

Y es que algunas situaciones las paso canutas.

Por ejemplo, en la nieve. Si vamos a esquiar no tengo mocos, tengo cataratas, pero nasales. Así que me toca parar, sacarme los guantes, apartar las gafas, buscar el pañuelo, sonarme, volver a montarme y descubrir que sigue el goteo. La opción B es dejar que la gota haga estalactita y darle un golpe con el corazón. El dedo, kicir.

O de calçotada.

Las calçotadas, para los de fuera de Catalunya, son reuniones gastronómicas (con cualquier excusa y por Valls, Tarragona, o alrededores) cuyo principal protagonista es el calçot, una cebolleta tamaño espárrago XXL, que se hace al fuego (con leña) y que tiene una particular forma de comerse. Una vez pasados por la fogata, se envuelven en manojos en periódicos para que conserven el calor y se acaben de cocer por dentro. Luego se ponen en la mesa donde hay que "pelarlos", cogerlos por la parte más verde, y cogiendo de la otra punta (como el que se quita un preserv..nada, nada), tirar hacia abajo para quitar las primeras capas, negras de hollín, y por tanto incomibles incomestibles no se pueden comer. Lo que queda se moja en una salsa (el gran secreto del éxito) y se come (con babero puesto, tuxuru) poniendo la boca hacia arriba y dejándolo caer como el fakir que se traga el sable (no recomendable si está lloviendo).

Pues imagínate si en cada calçot tienes que quitarte el hollín y limpiarte corriendo para sacarte del bolsillo el kleenex.

Mi nariz y mi goteo forma parte de mi personalidad, y parece que no voy a abandonarlo, así que lo intento disimular lo mejor que puedo.

No por ello dejaré de ir a la nieve o de comer calçots, faltaría más.

¿Una calçotada?