Día 733. Resistiré, erguido frente a todo...

Y toda la tarde, Roca

Y dirás: ¿Te refieres al ya famoso doctor cocleador? ¿A que estás sueltecico del intestino? ¿A la cárcel (sin pasar por la casilla de salida)?

Y diré: Ni una !

Existe un pacto matrimoñal en mi dulce hogar por el cual nos reservamos una parte de los reyes (majos) para fundirlo en la rebajas.

El domingo pasado ya dije aquí que me rebajé (de rebajas, kicir).

Esta tarde, como somos masoquistas, hemos ido vuelto a la Roca Village, el centro outlet de la Roca del Vallés, del que ya he hablado en varios post, y que puedes encontrar poniendo "la roca" en el Coocle, que pa eso está, kñ!

Por la larga cola de entrada empezábamos a sospechar que no estaríamos solos.

Acetate¹!!

Creo que nunca he visto la Roca tan llenísimo como hoy y no es la primera vez que vamos, precisamente (según Coocle, con ésta, 4 veces los últimos dos años).

Las gentes aumentaban los decibelios en tiendas y calles.

En las primeras, además del follón típico de la pesca de oportunidades, se sumaba la música (creo) de fondo. O eso o estaban de obras en la trastienda, no he podido discriminarlo.

Hoy tocaba comprarme algo de cintura para arriba.

Me agotan las compras de cintura para abajo también llamados pantalones (porque faldas atún no gasto), porque para probarte una prenda tienes que quitarte los zapatos, sacarte los pantalones propios, probarte los ajenos, ver que no te caben, ver que caben tres como tú, deprimirte, volver a ponerte los tuyos, y volver a ponerte los zapatos (no tesi ocurra llevarte los de cordones ese día, mejor mocasines).

Pantalones tengo. Creo.

Cuando llegas a una determinada edad, te engañas con "estos los conservo porque no me entran pero me voy a adelgazar, tuxuru". Al final se van amontonando en fila por grados de "no me entran".

En medio del trayecto (la Roca es la imitación de una calle de un pueblecito) hemos hecho una parada para café y cigarrito, después de probarme unos cuantos polos, camisas y camisetas, y de atrapar al vuelo el mp7 un par de veces.

Tras esperar bastante rato en la terraza y ver que nadie nos atendía (y sobraban camareros, mal organizados) hemos abordado a uno y le hemos dicho "nos pondrás dos cafés, cuando puedas".

Mientras veíamos los dos cafés en la barra, los tres camareros se descojonaban contándose vetetúasaberqué, mientras los cafés se enfriaban. O sea que ha confundido el "cuando puedas" con cuandotesalgalapuntalapo "cuando me dé la gana", así que, después de un rato de descanso, nos hemos largado con viento fresco, nunca mejor dicho, al otro bar, 15 tiendas (y sus camisas) mas allá.

Al final se nos ha hecho de noche, y hasta Lucía ha acabado hasta los ova harta, algo raro en ella.

En un carrito, en una tienda, un niño lloraba, seguramente porque no entendía de donde kñ salía tanto ruido, ni qué era el chundachunda de fondo. Me he sentido solidarizado con el pequeñín, y si hubiera tenido lágrimas, me hubiera puesto a llorar con él.

Porque resistir estoicamente tanto barullo sin quitarme el mp7 (al menos voluntariamente) es digno de darnos un premio a los que lo hacemos, y aquí somos unos cuantos.

Propongo que en cada situación similar se nos de un punto, y cada 50 puntos, un arroz caldoso con bogavante.

¿Que no?

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¹Acetate!!: ver chistecico