Día 615. Ni dios en la última playa

Llegamos a la playa como los últimos domingos (que sale el sol) sabiendo que hoy habría poca gente.

La bandera roja me daba la razón. Los días soleados después de los de lluvia, siempre acostumbran a ser bandera roja, por contaminación del agua.

Parecía más un desierto que una playa, hoy no había toallas en doble fila, y muchos espacios libres, tanto en el aparcamiento como en la arena.

He comprobado este verano que cuando hay bandera roja, las familias con críos no van a la playa. Que no se puedan bañar, tras revolcarse en la arena, es como si en el parque del post de ayer estuvieran precintados los columpios y toboganes.

Me gustan estos días en los que puedo ir de la toalla al chiringuito sin una sola toalla que esquivar por medio, algo que mi equilibrio agradece.

Otra de las ventajas es que puedo disfrutar del sonido de las olas, apenas hay ruido de fondo.

En una de estas me he ido a la orilla a mojarme los pies. Lucía me hacía gestos de que llevaba el mp7 puesto. Le he dicho que sí, que si no no disfrutaba del sonido de las olas, y me había acercado para escucharlas mejor.

- Como se te caiga verás ! (ay, que saca la sartén)
- Iré con cuidado ! (por la cuenta que me trae)

Por la banda sonora valía la pena arriesgar-.

De repente he oído los tres pitidos de cuando se acaban las pilas.

No podía ser, las había cambiado ayer !!!.

Esperaba un segundo pip pip pip que no llegaba. Ha llegado más tarde de lo habitual.

Qué raro ! Pensé.

Otro pip, pip, pip y oigo voces.

Le pregunto a Lucía que qué sonaba.

Era la megafonía de los vigilantes que anunciaba que el agua estaba contaminada, en tres idiomas, con un pip pip pip al principio de cada uno.

Desvelado el enigma, he vuelto a oír dos pip pip cercanos.

Esta vez era el pito silbato del vigilante para decirme que no podía mojarme los pies.

Claro, como tú oyes bien las olas, no tjd !