Día 507. El principepito

El pasado Sant Jordi lo vi en muchos stands, en muchas versiones.

"El principito" es el libro favorito de mucha gente, y de mi amiga "M".

Me lo regaló en formato audiolibro, para practicar mi orejo.

Lo empecé a escuchar en el despacho mientras hacía una tarea que no requería concentración, total, era más agradable escuchar el audiolibro que el murmullo de mis compañeros.

Entendía bastantes palabras sueltas, pero no el contexto, porque nunca lo había leído.

Y dirás: No habías leido "El principito"?????
Y diré: Posnó

De hecho nunca había leído tanto como desde que estoy cocleado, no me preguntes porqué. Seguramente una razón podría ser que antes escuchaba música (snif).

Me lo he impreso Me lo he imprimido Lo he sacado por impresora con la intención de leerlo. Voy por más de la mitad. Y ahora entiendo más el audiolibro. No es mala técnica ésta.

O sea que ahora estoy entre planetas pequeñitos, volcanitos, corderos y baobábs.

Al principio pensé: la viiiiirgen donde me he metido.
Luego le empecé a encontrar el punto. El puntito, en este caso.

Es un libro escrito por una persona mayor, pensando como un niño, con su inocencia y pureza de pensamiento, con un razonamiento ilógico en muchos casos para un adulto, igual que los adultos hacen razonamientos ilógicos para él.

Mientras lo leía iba pensando: en internet seguro que hay miles de interpretaciones de las distintas situaciones.

Pues parece que sí: si pones en Google "principito" y "metáfora" salen 15.200.

15.200 adultos interpretando el libro. Coincidirán muchos. Otros se contradirán.

Qué extrañas son las personas mayores!

Se empeñan en buscarle explicación a todo, y si no la encuentran, a lo primero que se parezca.

Estamos llenos de prejuicios, seguramente por la educación que nos han dado de pequeños a muchos, que se nos han ido grabando a fuego en nuestra cabeza, recomendándonos lo que es bueno y alejándonos de lo malo.

Si de pequeños no nos hubieran dicho "no te metas la tierra en la boca" cuando jugábamos en el parque, hoy se serviría tierra en los mejores restaurantes. Si no nos hubieran dicho "no te subas en ese mueble" hoy los muebles se diseñarían mucho más resistentes.

Muchos padres (buenos) acompañan a sus peques en sus "ilógicos" (para un adulto) razonamientos, compartiendo su pequemundo.

Conozco a varios: mi amigo "F", que me toma el pelo a menudo, mi amiga "J", que siempre está bailando,...

De mayores damos pena.

Los hombres adultos no podemos dar dos besos a otro adulto sin que nos tachen de gays (o de familia en el mejor de los casos).

No podemos abrazar efusivamente a una amiga sin que crean que es un rollete raro.

Pues yo a mi amigo "V" le doy a veces dos besos. Que piensen lo que quieran.

Y con mi amigo "X" hace un tiempo que hemos decidido abrazarnos en lugar de darnos la mano. Nos la bufa. Ser adulto, al menos, tiene esta ventaja.

Mi amigo "X" es un tío sensible, que no es lo mismo que decir gay, aunque me abrace y nos queramos mucho. Y hablador. Habla mucho. A mí me gusta oírlo, si el ruido de fondo me lo permite.

Ha escrito un cuento maravilloso, que poco tiene que envidiar a El Principito, y lo está convirtiendo en audio-cuento. Seguro que a M también le encanta.

Va despacio. Despacio para un adulto, porque siempre tenemos prisa.

Siempre vamos corriendo y nunca tenemos tiempo para las cosas importantes, y lo desperdiciamos en verdaderas inutilidades.

Qué extraños somos las personas mayores!

Hablando de cosas importantes: amigo X, habíamos quedado para comer esta semana, ¿recuerdas?

Tienes que hablarme, tengo que escucharte y, por supuesto, tenemos que abrazarnos.