Día 476. EnPiezando

Ansiedad.

Pero no la de Nat King Cole, no. Más quisiera.

El caso (o suceso) es que llevo unos días con un gusano en el estómago, llámalo nervios.

Y no es culpa de Cristiano Ronaldo (bueno, va, un poco sí), sino por el hecho (una planta) de que estoy empezando un proyecto web personal.

Siempre me pasa, me pongo nervioso de ver que tengo un montón de ideas en la cabeza aún por darles forma, como cuando de peque tenía el barril de detergente Colón lleno de piezas del Exin Castillos y le daba la vuelta, con el consiguiente ruido estruendoso de las muchas piezas que tenía y el posterior grito de mi mama de “luego lo recoges todo, ¿eh?”.

Me cuesta arrancar, como el viejo SEAT 600 de mi Tere en días de invierno.

Cuando lo haga, tendré que poner todas las piezas en orden. Y seguro que me dejaré alguna importante. Llegaré a los torreones y me habré dejado alguna ventana por hacer, con lo cual tendré que romper parte de la obra. Estoy hablando en metaforés.

Sé que hasta que no lo vea terminado (o casi) no se calmará mi angustia estomacal. En ese momento me quedaré empanao mirando la obra, como el relajante efecto post-coital (cuando se triunfa, claro, sino…).

La de veces que en la vida seguimos el mismo proceso:
Caos -> Construcción -> Retoques -> Solución final

Pues estoy en la primera fase, todavía mirando las piezas derramadas sin ver la forma de ponerles orden.

¡ Que estrés !

Así orejo: ¡ una mierrrr !

PS: Lo mejor para el caos es... un buen tazón de Cola-Idem !