Día 436. El que espera ...

Como ya conté, el día en que me dijeron que tenía neurofibromatosis y que había que operar de inmediato, se me vino el mundo encima (Aida, te entiendo). No le acepté a ese médico la “invitación” a operarme, y busqué alternativa en Can Ruti, donde un excelente equipo de profesionales me habló del implante y de que si podían ponérmelo en ese orejo, me lo pondrían, y si no, había otra oportunidad en el otro.

La espera fue corta, de pocos meses, ya que los tumores seguían su crecimiento y amenazaban con aprisionarme órganos vitales, los muy kab… lo que dejaría de ser así al eliminar uno de ellos.

Para la siguiente operación la espera fue larga. Muy larga.

Y no por burocracia, sino por burrocracia, la mía. Fui burro y cabezón no queriéndome operar, jugando al límite con el crecimiento del tumor que quedaba.

Tenía mi vida montada en un mundo sonoro. Acababa de montar una empresa de audiovisuales, empezaba a funcionar, dirigía a 10 personas y necesitaba oír.

En cada visita semestral, mi médico, excelente profesional, me decía que habría que operar lo antes posible, pero que respetaba mi decisión.

Necesitaba tiempo para cambiar cosas. Tardé seis años en hacerlo.

Me monté otra vida, en la que no tenía que hacer 15 reuniones al día y no necesitaba hablar por teléfono con los clientes. Cambié la mesa de dirección por una mesa de mis empleados. Hasta la fecha.

Descubrí que no era tan malo abandonar lo que tenía y que me causaba más estrés que satisfacciones. Y encontré el momento de operarme otra vez.

Al dar el sí al equipo médico, la espera fue corta de nuevo, por la gravedad del tamaño del neurinoma. Una espera rara, en la que sabía que en esa fecha empezaría a ser sordo. Incluso me retrasaron la operación un mes días antes de la fecha, y creo que me alegré.

El día del ingreso pensaba en que la suerte estaba echada, que no había marcha atrás y que sólo me quedaba pensar en salir lo mejor posible, que en el caso de la neurofibromatosis, poco más se puede pedir.

Y me cocleé.

Y no, no era tan malo mi futuro como pensaba

Hoy muchos de aquí recordamos el día en que nos entró el gusanito en la cóclea.

Atrás queda tu larga y desesperante espera, querido Chema, tato Chema.
Mañana empieza tu era del cambio. A mejor. No lo dudes.

Dentro de un mes volverás a oír a tu mujer, tu hijo, tu familia, tus alumnos.

Y con la llegada del buen tiempo nos retaremos en las kedas.

Al orujo, al Glenn. Ah!, y a oír también.

Tato… podrás oírnos

Un besazo

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CONCURCHAPA DE LOS MIÉRCOLES

#1. Cocleares?	#2. Pepe Sordisas	#3. Palantil	#4. Coocle	#5. Palantil Forte	#6. Epi & Blas	#7. Quééé?	#8. Cocleados

Hoy la preguntita del concurchapa es difícil y tendrás que tirar de Google, de memoria o de chivatazo, pero vale la pena si quieres llevarte un par de pepechapicas a elegir entre éste mi extenso catálogo, y un práctico USB "versión Amadé" de 2 Gb gentileza de MED-EL.