Día 413. Relatividad y pecatividad

Llevo unos días que creo que orejo peor.

Y dirás: ¡Kñ, si eres sordo, meloncio!
Y diré: ¡Razón no te falta, cjns!

Sí, a veces lo que escuchamos con el mp7 pueden parecer horribles sonidos, pero todo es relativo.

Para un sordo prelocutivo, lo poco que oiga le sabrá a gloria bendita puesto que ha vivido casi siempre en modo “mute”.

Un postlocutivo en fase de deterioro orejil, con audis, que se implanta, puede tener una sensación de que antes estaba mejor, y quizá sea cierto, pero seguramente la pérdida no tenía marcha atrás, y toca conformarse con lo que viene, con positivismo y ganas de lucha, porque el paso del tiempo correrá siempre a su favor y sólamente puede ir hacia arriba. Como dice otro gran luchador, Miguel Nonay: para atrás, ni para coger impulso.

A los que le tocó lo que a mí, pasar al silencio de repente, compararlo con cómo oía antes, siempre será salir perdiendo, pero es lo que tenemos, y de nada servirá lamentarnos recordando el pasado, más que para amargarnos estos bonitos días de sol que anuncian la llegada del buen tiempo y las carnes al aire (hablo de la barbacoa, la barbacoa, cómo me gusta, la barbekiú).

Cambiando de tema pero hablando de sol y carnes, hoy, aprovechando el cielo azul, me senté un rato en el parque a pecar (proceso de aumento de pecas que se produce cuando un pelirrojo como yo -sí, sí, soy panocho- se pone un rato al lorenzo), mientras terminaba “El misterio de la cripta embrujada” que empecé hace 102 posts (gracias, coocle).

Y es que mi moral necesitaba de este buen tiempo para volver a los parkout (si no sabes qué es, cooclea, kñ) y que se me levantara.

Y la moral también.