Día 412. Panes y peces

Domingo de trabajo atrasado, o sea, de darle a la teclita.

Aprovechando que no me va bien internet (y que paso de decirle a Lucía que llame a Ono, porque le van a decir que es culpa del tsunami, y normalmente se arregla él solito al cabo de un par de días) esta mañana he ido a estirar piernas, por aquello de la tendinitis informática.

Tenía dos opciones: subirme a la elíptica (también denominada percha cara) o hacer el paseo del abuelo.

He optado por la segunda, por aprovechar y comprar el pan.

En la panadería siempre compro el mismo tipo de pan, o sea una desas. Y es que nunca me aclaro con los nombres que les ponen a las barras. Está la bagué (esa la acierto), la xapata, la pirineaica, la rústica, la xapata pirenaica o rústica, la trapezoidal, la polivalente, la wendeskaira y la madre que las parió. Y encima lo que en una panadería es una rústica, en otra la llaman artesana.

Organización panadera, por diossss.

Total, una manera como otra cualquiera de cobrarnos más por un pan sintético (y sinpan).

Con las desas bajo el brazo he dado un paseico despejador, a ver como estaba el río Besós (con acento en la ó, sino sería un río cariñoso) después del temido temporal.

Una de dos, o el temporal ha pasao de largo (y no me he enterao), o todavía no llegó. El caso es que estaba en calma chicha, con su gente paseando, sus peces (se le suponen) y sus palomas albatros bichos voladores blancos.

De vuelta a casa, y después del típico “¿dónde kñ has ido a por el pan?” he podido comprobar cómo seguía sin funcionar bien el internet.

Hay que ver lo que dependemos de él, jdrrrr

Pues nada, nos pondremos una peli.

Ah, no, que para eso también necesito internet.

Mierrrr