Día 338. Tan lejos, tan cerca

Hola Papa,

Hoy hace veintimuchos que te fuiste. Los mismos que hace que no te escribo y tengo muchas cosas que contarte.

Por aquí estamos todos bien. Es lo que se dice en las cartas, y casi siempre es mentira.

La mama está pochilla. Hace unos años le detectaron una enfermedad rara, neurofibromatosis. Le operaron dos veces de dos tumores y quedó mal. Sorda, sin equilibrio, sólo come triturado, con la cara descolgada… y desde hace un tiempo luchamos para que no se quede ciega. A pesar de ello conserva intacto el sentido del humor, aunque estos días se acuerda de ti y está tristona.

Tu niña va a menudo a animarla. Está muy guapa. Sigue con el grandullón de la moto. Es buen chaval. No tienen críos, sólo uno peludo que ladra, jaja.

Yo estoy bien, sordete y neurofibromatoso también, pero he tenido más suerte que la mama. Oigo por un cacharro en la oreja. Con lo que me gusta la electrónica y ahora dependo de ella.

Me casé con Lucía, también muy guapa. Te gustaría seguro, y compartirías unos cigarritos y unas cervezas rápido. Tenemos un “crío” de veintipocos, que no tiene pelo, porque se depila a menudo, otra moda. No pienses mal y hagas un chiste de Arévalo, que no es eso.

Los titos también se fueron, supongo que los habrás visto por ahí y las titas están bien, a pesar de la edad. Hace poco nos juntamos todos para reírnos juntos. Y somos muchos, porque la tita Antonia tiene 6 nietos, que ya se hacen grandes también.

Trabajo de programador informático, sabes que se me daban bien las mates. Ahora todo el mundo lo dirigen los ordenadores. ¿Te acuerdas el cacharro aquel que tenía el del taller de al lado del bar? ¿Uno que ponía “Spectrum”? Pues no veas como ha evolucionado el cacharrito. Eso sí, un boli Bic sigue siendo un boli Bic.

Las teles ahora son tan finas que se cuelgan de las paredes, aunque la gente se pasa más tiempo mirando el Internet que la mierda de programas que hacen. Internet es como si tuvieras todo el kiosko de la esquina a un golpe de tecla pero al final tienes tantas revistas que no sabes cual leer.

Las cartas ahora se escriben por ordenador y llegan al instante. Estamos todo el día mandándonos cartas, pero la mayoría no dicen nada.

Los coches siguen sin volar, aunque el carburante sí está por las nubes.

Seguimos sin vestirnos con un mono plateado, todo lo contrario, hasta ha vuelto la “pata de gallo”.

Nos acordamos a menudo de ti y de los años que pasamos trabajando todos juntos en el bar. Recordamos con la mama los personajes que pasaban por allí, entre risas y “ostras, sí”.

Nos acordamos de ti, sentado en la puerta, en una silla puesta del revés, donde tenías más aire, porque te ahogabas cada vez más, maldito tabaco.

Los últimos meses pasábamos las noches en vela, y mirándote como tosías se nos hacía la hora de abrir el bar. Parecías un pececito cuando lo sacas del agua intentando respirar.

En las cajetillas ahora pone “fumar produce enfisemas”. Seguro que te haría gracia y te encenderías otro cigarro, como les pasa a todos los que fuman.

Fueron años duros que nos hicieron fuertes. Trabajamos mucho, y nos queríamos mucho. Nos queremos mucho.

Espero que en la distancia estés orgulloso de tus niños.

Nos acordamos de ti, y lo seguiremos haciendo.

Porque sigues aquí.

Porque te seguimos queriendo.

Un beso de la mama, de tu niña y de tu Pepito.

PS: Maldito tabaco.