Día 242...Campana sobre campana

Llegamos los seis a algún hotel de la Costa Brava sobre el mediodía, con el tiempo justo de cumplirse el horario de comida. Después de comer hacemos un cafelito en una terraza donde veo por primera vez en mi vida un colibrí, sucando el nectar de las flores mientras nosotros paradójicamente sucábamos el chupito de crema catalana (es lo que pasa el 11 de septiembre por aquí).

Confundo una conversación de la película 7 almas, creyendo que hablan del libro de los números primos. Típico en sordetes.

Suena la campana del ayuntamiento, que identifico preguntando: ¿campana? como los "ardilla" de la película Up! (en Up los perros hablan a través de un collar que reproduce en voz sus pensamientos, y es gracioso cuando escuchan de repente una ardilla).

Vamos a la playa a dormir la mona, la Tere, Lucía y yo. El resto al hotel

Llegan los barcos llenos de guiris desde otra playa. Campana. Casi la confundo con la bocina del barco.

Al despertar, Tere y Lucía llevan rato leyendo el blog, que les he llevado impreso, o imprimido. Se parten con una ocurrencia de Tutxi. Campana. A mi me está costando "La sombra del viento".

Acabamos la sesión playera tarde, mientras vemos los guiris en el chiringuito sucando unos inmensos y llamativos cóteles de colores (terechiste: como pa pedirles un supositorio). Regalan un sombrero de paja con ellos. Campana.

Después de cenar celebramos el cumple de Mila dándole regalitos y nos vamos a hacer un mojito.

Nos arrastran a una sala de baile latino donde no oigo un carajo. He podido seguir un par de reguetones. Poco más.

Fin.

¿Dónde estoy?