Día 37. Amigos

Xavi es mi amigo. Seguramente no es "mi muy mejor amigo", como dijo Forrest Gump de Bubba, o Baraja de Luisma (vaya cuatro). Ni falta que hace. Nos conocimos hace 22 años (cómo hemos cambiado) cuando no éramos más que dos jóvenes desubicados limpiando cristales en un laboratorio. Con el tiempo Xavi ascendió de la categoría de compañero de trabajo a amigo perpetuo (como 3 de cada 4 seguidores de este blog).
Nos fuimos pronto de allí. Él empezaba en el mundo de la música. Yo en el de la informática (suerte que el destino no lo hizo al revés porque sino ahora lo tendría crudo). No hemos tenido convivencias juntos (¿igual es ese el secreto?) y hemos estado meses sin vernos (mejor, más pa contar). Pero sabes que sigue ahí. Y en los momentos difíciles lo agradeces. Para mí, eso es un amigo/a. Y puedo hacerme el chulo diciendo que me faltan manos para contar cuantos de esos tengo. Que no tienen nada que ver con el medio centenar que tengo en el Facebook, a pesar de denominarlos igual, aunque algunos de ellos si son de los buenos.
Hoy he cambiado la cita "juevenil" en "can paella" con el amigo 1 (lo sientooo) por cita en japonés con el amigo 2. Estábamos raros antes de la cita. Ni yo sabía si nos íbamos a entender, ni él esperaba verme tan bien. A parte de la graciosa anécdota de que, debido a la inestabilidad que todavía tengo, para girarme mientras ando para escuchar, me tengo que agarrar del brazo del acompañante (tanto el 1 como el 2 son víctimas de este efecto colateral). Suerte que era el Eixample y la gente está acostumbrada.
Hemos hablado un buen rato, a pesar del jaleo (nivel "defcon 5", o sea suave) y nos hemos entendido bien. Con Xavi he colaborado profesionalmente en algunos bonitos proyectos, casi siempre dirigidos a los niños. Ahora él está con un precioso cuento multimedia, y yo con ... secreto de estado (ya lo contaré).
Al final me pregunta qué porcentaje de entendimiento creo que hemos tenido en la charla. Le digo que un 90-95%, nos hemos entendido. Un abrazaco final sincero (señal inequívoca de amistad) nos indica que pronto nos volveremos a ver.

No sé como con qué herramienta se mide el grado de amistad (¿es necesario?) pero si sé que en momentos complicados de tu vida, se agradece el cariño sincero de tus amigos.
No sé si llegaré al millón de amigos de Roberto Carlos (¿pa qué tantos? que ruina !) pero lo que si sé es que los que tengo son buenos, buenos.

Un abrazaco final grande para todos ellos, para los de verdad.