Día 1181. Domingo de resurrección.

Había un cielo de aquellos que a mí tanto me gustan, azules y sin una nube.

Hoy tocaba comida familiar, así que a mediodía después de pasear a Pumba, nos hemos despedido de él, con su consiguiente enfado.

Hemos hecho un vermutillo sin vermú (dime soso) acompañado de unos morros (no se había enfadado nadie, eran del cerdo, kicir el animal) y unas rabas (o patas de calamar frititas) que han desaparecido rápido porque, sobre todo mis sobrinos, estábamos muertos de hambre.

De camino a casa apenas hacía hambre, pero al ver la comida en la mesa, han resucitao los estómagos de nuevo.

Después de comer para no caer en el sofá muertos de sueño, hemos sacao la wii al estilo de las comidas navideñas. Primero con los bolos, que no messi dan mal, dime bolero (como el de Ravel). Luego hemos resucitao la wii-fit, que es un complemento de la wii con el que, además de echarse unas risas, se puede trabajar el equilibrio (que para los cocleatas es importante) con los juegos que trae.

A mí particularmente me gusta el de meter las bolas en el agujeroCLOOOOONC... que es un juegoooo !!!!

No es fácil meter (y tampoco las bolas) y al final siempre salía la misma calificación: "inestable" (del inglés "la tabla de Ines").
¡ Si lo sabré yo lo inestable que estoy !

Al llegar a casa Pumba estaba muerto en el sofá (es de alargar las siestas, el muy perro) pero al enseñarle la correa ha resucitao.

Y aquí se acaba este relato de domingo de muerte y resurrección.

Bueno, casi, porque aún me queda esta noche resucitar al otro muerto CLOOOOONC

Hablaba de un portátil que le tengo que reinstalar el windows,
¡ mentes sucias !