Día 959. La prórroga.

Llegué al trabajo con la idea de que las vagaciones del resto del mundo mundial se van acabando.

Esperaba asinas encontrarme con más gente en el metro.

Con sorpresa observé que no, que parece que atún queda gente rezagada por los aviones (JL incluido) y que la vuelta a la normalidad será el lunes próximo. Y la normalidad de la normalidad, el siguiente lunes, con sus colegios, sus academias y sus apretujones mañaneros.

A media mañana nos anunciaron que todo el mes de agosto seguiremos con el horario intensivo, hasta las 3. Contando que el viernes ya acabamos a las 3, esto se traduce en que esta semana solo trabajo por la tarde el jueves.

Un regalito inesperado.

Que Dior le sonría a mi jefe.

Así que he biengastado mi tarde en una estupenda siesta y unos Sálvames.

Y dirás: Y tiras por la borda una hermosa tarde caída del cielo para ver Sálvame
Y dire: Posupuetto.

Tengo que reconocer que con Sálvame practico comunicación.

Y dirás: Lo dicho, se ha golpeao el cabezo
Y diré: Peraaaaaaaaaaaaa (kuñu, hacía tiempo que no lo decía)

Durante la siesta sofera (de sofá) veo Sálvame sin mp7. Con ello practico lectura labial durante el tiempo que losojo me duran abiertos, que no es mucho, y durante el tiempo de jetlag o descongelación post siesta.

Con el lazo puesto, practico la escucha televisiva, excepto cuando hablan todos a la vez, lo que es frecuente.

En mi opinión, es lo que más se acerca a nuestra realidad cotidiana, por eso creo que es una buena opción didáctica. En la calle nadie me habla como Matias Prats, por desgracia pa mí.

Así que aquí me tienes, tecleando este post mientras Raquel Bollo se pelea con la Lozano, que por suerte, no es familia mía.

Lo que no sé es cómo se apuesta.