Día 631. Café frío

Yo, leo

Y dirás: Y yo, piscis
Y diré: tás precipitao

Digo del verbo leer, yo leo, tú lees él... juega a la play

Leo en el "ordena" cuando me levanto, repaso la prensa deportiva, (para reírme un poco de cómo se ponen a caldo los periódicos de Barcelona y de Madrid), las noticias del día (para reírme de las frikadas) y los chistes de El Pais (para reírme).

Leo el blog del taxista en 20 minutos (el diario, no leo tan despacio), el de Eliax, el Xataka y alguno más. Y salgo a la calle.

Ando. Mientras ando no leo. Me caería. Y más con el zapato izquierdo maldito. Y en el derecho encima se me ha colado una china. Como en la cola del super el otro día (¿lo has entendido? si voy muy deprisa lo dices).

En la puerta del metro me dan el periódico gratuito Qué, el oficial de los sordos.
- ¿Qué?
Que me dan el "Qué".
- ¿El qué?.
Vaya, estamos en bucle.

Bajo con el Qué y leo (en papel) los titulares. Muchos ya me los sabía.
"Qué" originales.

Ya no leo el Qué.
- ¿El qué?
Que ya no leo.
"Qué" lío de post, kñ.

Leo en mi móvil super mega fashion (mi flamante, reciente y gratuito HTC Desire, "la Desi" pa los amigos). Empiezo con mis asesinatos. No que mate a alguien (aunque al que no se ha duchao de mi izquierda, con gusto me lo cargaría, y con lo que he aprendido con tanta novela negra...) sino que sigo con las aventuras de Erica y Patrick, ahora ya con "Las hijas del frío", el tercero.

Llegamos los tres (los dos suecos y yo) al trabajo.

Leo en el ordenador. Esta vez en PHP, un idioma que no contesta a mis "Qué"

Hora de comer, mientras leo en la Desi. Cambio los crimenes por "el Club de la Comedia". Mira, me apetece reírme. Lo hago.

Tarde de PHP. Mierrrr. Hoy toca marrón. Qué raro.
- ¿Qué?
No empecemos.

Fin de la jornada. Metro. Leo. Otra vez con Erica y Patrick.

Me sumerjo en la novela, parece que estoy en Faja-albahaca¹ o como se diga el pueblo sueco ese.

Me he pasado el día entrando y saliendo de los mundos paralelos (yo incluido, el lelo digo) de la lectura, al mundo real como un delfín que entra y sale del agua en un espectáculo acuático.

Estoy leyendo el final del capítulo 5, mientras el metro se acerca a la parada Sagrera.

Leo: "El alboroto sacó a Maja de su estado de inusual silencio y la voz chillona de la pequeña cortó el aire de la habitación."

De repente oigo llorar a una cría.
- ¿Maja?

Bueno, si, era maja, pero no Maja (un nombre sueco, de la misma Suecia). Una niña pequeña ha ido a llorar justo cuando leía ese párrafo, sacándome de un estirón al mundo real.

Por una de esas curiosas casualidades, se han cruzado las dos niñas en un raro dejavú, produciéndome unos segundos de confusión mental. Lo que le faltaba a mi cabeza.

Qué caprichoso es el destino.

- ¿Qué?

Café.

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¹ Fjällbacka es un pueblecito costero de Suecia, donde la gente se mata. Supongo que para salir en los libros de la Camilla Läckberg.