Día 623. Desconecting people

Este fin de semana desconectéme del mundo mundial y adentréme en la península con mi señora esposa y unos buenos amigos a la bonica ciudad de otros buenos amigos.

Me largué sin avisar, dime maleducao, buscando una tranquilidad que encontré gracias al buen hacer de la planificación de los anfitriones, a los maravillosos amigos que llevé y me llevaron, del buen hotel que encontramos y del poco parecido a mi querida, aunque estresante, Barcelona.

Nos fuimos en plena fiesta de la susodicha, como hacen muchos pamplonicas en San Fermín o muchos valencianos en las Fallas.

Ha sido una escapada de casi tres días de comer, beber, reír, andar y volver a empezar el bucle.

Y de escuchar o intentar escuchar. Tanto como para gastar las baterías antes de tiempo. Tuxuru.

Con mi querido colega del mismo grupo auditivo (de los "comunatapia", kicir) y cocleado, pude comparar situaciones, a sabiendas (antes de que me lo digas) que cada caso es un mundo, diferente.

Pude darme cuenca que él se defiende mucho mejor, sobre todo en situaciones grupales o de media distancia, gracias en parte a sus años de lectura labial, muchos más que los míos.

También tuve ocasión de ver cómo oía mejor en una situación objetiva (una audioguía o cacharrico electrónico que te habla por un altavocico) donde él entendía todo y yo no (palabras sueltas).

Me ha servido para apreciar que me queda trabajo por hacer, que soy un novato en este mundillo y que tengo que aprender mucho todavía.

Me he traído, como recuerdo, un constipao-trancazo-galipandria de campeonato, gracias en parte al vientecico fresquico (y la madre que lo p) que soplaba a todas horas.

A pesar de ello, y ante lo bien que nos ha sentado en nuestros cuerpos serranos, volveremos pronto.

Eso sí, la próxima vez, con bufanda.