Día 525. El rabito y la lámpara maravillosa

Erase una vez Lu, la bella esposa de un archifamoso bloguero cocleado de apodo Sordisas que se antojó de una lámpara de salón.

Buscaron y buscaron allende los mares, pero no la encontraron.

Visitaron varias tiendas de lámparas sin suerte, eso sí, provocaron dolores en los riñones al susodicho Sordisas, que tenía que permanecer agachado en ellas para no llevarse las lámparas con la cabeza.

Después de varios meses de búsqueda la encontraron en unos famosos almacenes, en los que, por cierto, ya es navidad.

Lu, se quedó encantada al verla expuesta y a las preguntas "¿te gusta?¿nos la quedamos?", Sordisas no se atrevió a contestar un "no mucho, pero ...", harto ya de tanto devaneo y con el fin de terminar con la odisea lamparil (de una puta vez, dicho sea de paso).

- ¿Se la llevamos a casa?
- No, mejor venimos a buscarla, no hay problema, mi marido es joven y fuerte.

Dijo Lu, mintiendo, claro.

Unas semanas después recibió la noticia de que ya estaba en la tienda, a la que acudieron a recogerla.

Al llegar a casa y con los riñones por corbata por el peso del pie (de la lámpara), el exjoven y exfuerte Sordisas procedió a su montaje ante la atenta mirada, cada vez menos ilusionada, de Lu.

- Esto era así?
Dijo Lu
- No recuerdo, pero está soldado, así que tiene que ser así
Dijo Sordisas
- Pues en la tienda era más corto
Replicó Lu
- Imposible, te lo debe parecer a ti, en el manual es así
Rereplico Sordisas

El problema radicaba en una porción de cable de 8cm visible sobre la pantalla y que Lu bautizó como "rabito".

Lu insistía en que recordaba el rabito más corto y su marido en que era así de largo (un clásico en las conversaciones de pareja, pero en otro contexto).

Tras un "pues no me gusta", Sordisas, ya sin hacer honor a su apodo, procedió a embalar de nuevo la lámpara (de los cjns, a partir de aquí) para volver de nuevo a la tienda, sospechando que se reiniciaba la odisea.

Por la noche, Sordisas pegó un bote de la cama al recordar que el día de la compra había hecho una tontifoto a la lámpara en el centro comercial, donde se vería la longitud del rabito, lo cual le daría la razón, algo muy importante para conciliar el sueño satisfecho (¿hay algo más placentero es el mundo mundial que descubrir que tenías razón?).

Por desgracia, y a diferencia de lo que pasa en las novelas de Stieg Larsson, la foto no reveló el misterio del rabito, pero sí lo hizo entrar en la web del centro comercial (el de las estaciones cambiadas) y encontrar la foto de la puta lámpara, tras lo que Lu, al verla, sentenció con un:
- Pues la de la tienda tiene el rabo más corto.

En estos casos, cuando una mujer coge un camino, el camino se acaba y la mujer sigue. Mejor no discutir para no empeorar las cosas.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Y dirás: Pero al final el rabito era largo o corto?
Y diré: salvando malpensamientos, y hablando de la puta dichosa lámpara, escribí este newpost esta mañana al levantarme, por lo que a la hora que se publique estaremos en los grandes (a la par que ingleses) almacenes.

La respuesta, y las pruebas fotográficas, en los comentarios.

Y tú, a quien le das la razón:
- A Lu, la del rabo corto
- A Sordisas, el del rabo largo (uy, que mal bien suena)