Día 405. Capacitados

El domingo pasado (y voy con retraso) emitieron en la 2 de TVE el interesante documental “Capacitados”.
En él, 3 personas con diferente minusvalía hacen sufrir a 3 empresarios su día a día para que intenten desenvolverse con las dificultades que ello implica.

Así, una chica ciega hace pasar al presidente de Coca-Cola una jornada con los ojos tapados, un chico en silla de ruedas, a la presidenta de Microsoft, y al cocinero Ferrán Adriá le tapan los oídos como a un chico sordo (puedes ver el documental completo picando en la imagen de más abajo)

Las dos primeras “emulaciones” me parecen correctas, si bien la última no.
¿Por qué? Sencillo. El chico sordo está cocleado.

Una de las explicaciones que más repito cuando alguien me conoce es intentar que sepan como oigo. Mejor dicho, como oye un cocleado.

De entrada hay que decir que algunos oyen mejor y otros peor.

Centrándome en mi caso les digo que las voces de cerca más o menos bien en cuanto a reconocimiento de palabras, pero me cuestan los acentos de las voces, por ejemplo, si alguien es andaluz, cosa que antes pillaba al vuelo.

Cuando hay más gente es como haber aterrizado en otro país, de idioma parecido (por ejemplo Portugal), o sea que pierdo palabras.

Y en el caso de aparatos con altavoces (tele, cine y radio) tengo la misma dificultad que si un normoyente escuchara mezclados distintos idiomas, uno de ellos castellano, o sea que pillo poco.

Aunque me apoyo en la labiolectura, que es una ayuda, pero no una solución.

Con esta explicación, más o menos entienden, pero es difícil ponerse en nuestra situación.

Muchas cosas cotidianas, un ruido por ejemplo, para nosotros es una gran satisfacción reconocerlo, mientras el normoyente que está al lado sigue con su normalidad, naturalmente.

Cambiando de tema, pero no, hay webs en las que puedes ver películas de estreno online, o sea sin necesidad de descargarlas al ordenador (conste que esto es fraudulento, pero yo lo explico). Al ser películas de estreno, el audio está grabado en la misma sala con micrófono.

Me ha pasado (y aquí voy) que un par de conocidos me comentan (a mí) que no les gustan esas películas porque se oyen mal.

Si eres cocleado como yo, no hace falta que te diga más.