Día 396. Esos locos bajitos

Hoy quiero acordarme de los más peques.

Primero ponerme en pie y aplaudir a profesionales logopedas como Reina que sufren, padecen y ríen los progresos de sus pequeños pacientes, emocionándose en cada evolución y con los sentimientos divididos el día que acaba sus rehabilitaciones, temiendo, después de esa larga convivencia, el no volver a verlos.
Un fuerte aplauso: PLAS, PLAS, PLAS

Segundo, a los hijos de cocleados, que crecen junto a la dificultad de no tener un papá o una mamá normoyente, viendo en ocasiones cómo son marcados cruelmente por esta sociedad marginadora y sacando pechito frente a estas injusticias.
Para ellos un fuerte besazo: MMMMMMMUAAAAA

Tercero a los papás de cocleados, que se sienten orgullosísimos de sus peques, a los que dedican las horas que no tienen para hacerlos crecer como un normoyente más, educándolos con normalidad y dándoles ese cariño adicional que necesitan para su desarrollo.
Para ellos, un fuerte abrazo: AIIIIIIIIIIIISSSSSSS

Y como no, a los peques cocleados.
Esos que no tienen culpa de haber nacido diferentes, de mirar su carita en el espejo y ver que tienen algo sobre la orejita que otros niños no tienen. De tener que jugar con más cuidado que los demás, o incluso no poder jugar. Pero que gracias a la tecnología, serán unos futuros adultos capacitados como el que más y que, gracias a las dificultades, tendrán unos valores añadidos impagables.
Para ellos, MMMMMMMUAAAAASES, AIIIIIIIIIIIISSSSSSSES y APLAUSITOS

A todos, quiero hacerles un pequeño homenaje:

Muchos conoceréis a Pocoyo, rebautizado en este blog como Poco-Oyó.
Pues bien, os invito a que os “pocoyoceis” (con ayuda de los papás si es necesario) como he hecho yo en esta web.

Una vez “pocoyozados” me enviáis la imagen a info@cocleados.com y me decís en que oreja lleváis el implante, o si es en las dos, y el color.

Y os devolveré la imagen pocoyococleada.

Entre las mejores, prometo regalitos