Día 373. Susto

Estás tan ajetreado en tu desenfrenado mundo cuando de repente una mano desde arriba te zarandea.

Un dolorcillo, vas al médico, te hacen un análisis y te ven "algo raro".

Y todo ese mundo se te desploma.

Tiras del freno de mano, porque por la cabeza sólo te pasa una pregunta: ¿y si…?

Intentas poner orden en tu cabeza, pero un diablillo cabrón, sobre el hombro te dice: “piensa mal y acertarás”.

Y le haces caso, sin saber si tiene razón o va de farol.

Te pone una espada y un capote en las manos y te pega un empujón al ruedo mientras dice “ahora espabila tú”.

Toda una vida aplaudiendo al torero desde la barrera, y ahora te toca a ti lidiar sin tener ni idea de cómo se coge el capote, mientras buscas cojones donde no los hay.

De repente empiezas a valorar más otras cosas, como si cada minuto fuera el último.

Quieres disfrutar más rato de los abrazos, de los tuyos, de los abrazos de los tuyos.

Das gracias hasta por el aire que respiras.

Hasta que un buen día, el diablillo te dice que todo era una falsa alarma, una broma macabra para ponerte a prueba.

Y después del susto, nada vuelve a ser como antes.

Porque ahora, lo más importante, es vivir.

* A dos buenas amigas, y a cualquiera que haya vivido una putada del destino