Día 345. Que no panda el cúnico

Ya está aquí el niño, asomando la cabecica

El ama de casa (que curiosamente es masculino) repasa la nevera.
Todavía le falta comprar cosas. Hoy empezará a cocinar porque mañana entre pitos y flautas no le dará tiempo a más.

Los niños, que no tienen cole, no paran de gritarse entre ellos, cuando no lo hacen jugando, lo hacen discutiendo. El mayor le quita las cosas al pequeño que no para con el “mama, mira esteeee”.

Faltan sillas para la cena de mañana. Habrá que ir al vecino a pedírselas, que te dará los taburetes de cocina, claro.

El “amo” de casa se encarga de las bebidas. Como siempre, ha comprado pa un regimiento, calculando mal, como si fueran sobraos de pasta. Puta crisis.

Hay que sacar ropa de cama, porque los abuelos se quedan a dormir.

Y limpiar la casa, claro, no vaya a ser que a la cuñada de turno le dé por pasar el dedito por donde sabe que tendrá premio.

Hay que poner más adornillos, que el Belén se hace poco attrezzo para recibir a tanta gente.

¿Tengo bastantes platos? Y si no al chino, de plástico. Que diga la cuñada lo que quiera.

Hay que buscar unas cintas de villancicos, aunque fijo que hablando todos a la vez no se van a oír, pero que suene algo, que se note en qué fecha estamos. Vaya, no las encuentro, ahora todo son emepetreses modernos. Igual las tiré.

¿Y a qué jugaremos luego? El Pictionary, el Rumicub, el Trivial, el Uno ¿encima de qué armario estarán?

¿Tendré bastantes frutos secos?

Andaaaaaaaaa, si no hemos comprado los berberechos, mierrrrr

Feliz Nerviodad