Día 334. El fin de los días

Después de la tempestad viene la calma.

Tras una semana de nervios, me sentó bien el grito de ayer.

Necesitaba ese manotazo en la mesa y ayer, día de mi cumpleaños infeliz, era la excusa perfecta

Y me sentó bien porque me sentí querido y arropado.

No faltó casi nadie a la fiesta de la amargura que organicé y todos mis comentakas dejaron su granito de arena para levantarme los ánimos.

No me defraudaron, y lo consiguieron tanto, y lo hicieron tan bien que veo las cosas desde otra perspectiva.

Como dijo alguno, es lo bueno que tiene estar abajo, que se ven las cosas desde todos los ángulos.

Para aclararlo, quiero decir que de ánimos estoy como siempre, o sea bien, tirando a notable y aspirando al sobresaliente, y, si puedo, con matrícula.

Que éste tu blog (loputoblog) seguirá, porque hay fuerzas para ello de sobras.

¿Y cuando llegue el 365?
Ese día yo cumpliré mi objetivo, escribir cada día durante el primer año de implante. Por lo cual, me alivio de la presión que yo mismo me había creado tontamente (aunque tengo mis razones, que ya explicaré) y dejo la obligación de newpostear cada día.

¿Y dejaré de escribir a diario?
Pues depende de las ganas, pero tal como va la cosa yo diría que seguirá igual.

Porque cada día me cuesta menos darle a las teclitas.

Porque me siento cómodo contando aquí mis tonterías.

Porque ya es como una vitamina que si no me la tomo me siento fatal.

Porque os quiero,
porque os necesito,…
…y porque me sale de los cojones !
(pirduuuuuun)