Día 302. Cantando bajo la lluvia

Hoy tocaba reprogramar.

Quiero empezar agradeciendo a J las molestias derivadas de mi caso “especial” y de mis continuos desajustes, que requieren de su atención.

Para los neófitos decir que durante una programación se hacen múltiples pruebas del tipo “¿y ahora que tal?” que el cocleado tiene que ir explicando lo más descriptivamente posible para que el programador pueda hacer los ajustes oportunos.

Llega un momento en que la cabeza se vuelve loca y ya no sabe que es mejor, que es peor, si estás en una programación o estás en otra.

Quizá lo exagero, o quizá sólo me pase a mi, pero incluso he llegado a creer que J me estaba engañando y cambiándome las programaciones para ver mi reacción (de buena voluntad).

Tras una larga sesión hemos conseguido unas buenas programaciones y he ido a probarlas fuera, concretamente hemos ido a hacer un cigarrito (yo no, ¿eh?) con mi cuñada que trabaja allí, y Lucía y ella se han puesto a hablar como ellas saben: las dos a la vez y deprisica.

No les he dicho nada, para probar “el mundo real” y no el ficticio de quien me habla en “balleno”. He rascao poco. Una amiga de mi cuñá se ha acercado a saludarla. Tampoco.

Y es que a veces nos pensamos que un cambio en la programación es nuestra salvación y que podemos salir preparados de allí para ser discjockeys. Al menos en mi caso, no es así.

Pero tengo que decir mientras estoy escribiendo este post, que empiezo a notar los cambios. Oigo mejor en la media distancia (un par de metros) y aunque todo me sigue sonando raro (comparo con cuando era normoyente) los sonidos, aunque altos, no me molestan.

Soy optimista con estos cambios, y sé que irán a mejor cada día, que es cuando hay que valorarlos.

Voy dejando atrás la comparación con cuando era “normo” y empiezo a compararme con meses atrás, y el cambio es evidente.

Hay un refrán / trabalenguas catalán que define las dos situaciones.

“Plou poc, però per lo que plou, plou prou”
Traducido como “llueve poco, pero para lo que llueve, llueve bastante”
O sea, lo de la botella medio llena o medio vacia

Sólo cambiando dos palabras de sitio la cosa se vuelve trágica
“Plou prou, però per lo que plou, plou poc”
O “llueve bastante, pero para lo que llueve, llueve poco”

Y esto es lo que no voy a hacer, marcarme metas inalcanzables.

Soy sordo, mal que me pese, y lo único que puede hacer menos despectivo el adjetivo es lo que llevo en el orejo.

Gracias por cuidármelo, J-Team.