La neurofibromatosis del tipo 2 (existe otra más agresiva con más secuelas externas) tiene el capricho de crear tumores benignos por el cuerpo, principalmente por la columna vertebral y a los lados del tronco cerebral. Estos dos últimos reciben el nombre de "neurinomas del acústico".
Antonia, mi madre, llevaba años con problemas de vértigo. En un hospital de Barcelona, de cuyo nombre no quiero acordarme (pero rima con "cínic") le dijeron que era por un tapón en el oído, mira qué bien !.
La caída que sufrió sirvió para saber la verdad de sus vértigos, aunque mejor hubiera sido que en el hospital hubieran tenido razón con el "taponcito".
Otro capricho que tienen los dos neurinomas es que mientras más crecen más oprimen el tronco, además de notar pérdida auditiva por presionar el nervio.
Por ese motivo, y al tener los tumores un tamaño considerable (más de 2 cm) había que operar con urgencia.
Las operaciones de neurinoma son largas, hay que raspar bien el tumor para que no quede rastro (como pasa en todos los tumores). Al estar el nervio oprimido es fácil llevárselo por delante al raspar y perder la audición.
Y así pasó en esta primera operación. Además de perder el oído, tuvo descuelgue facial y quedó tocada del equilibrio. Fue como ponerle 10 años encima. Un desastre para una mujer de su edad (60). Podía haber sido peor. Y lo fué la siguiente.
El neurocirujano nos recomendó a mi hermana y a mi hacernos la prueba de genética.
Una prueba lenta. En nuestro caso muy lenta. Lentísima.
(to be continued)
domingo, 19 de abril de 2009
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Qué pasada.
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