Cuando alguien se dirije a un sordo hay un momento bastante delicado si él no te ha visto, y es cuando le tocas para avisarle. Lo normal es que se peguen un buen susto ("si lo sé pido muerte") como es el caso de mi madre, sorda también, pero sin implante.
Depende de la persona. Iñaki creo que se pegaría unos buenos sustos. Yo no soy muy asustadizo y he de decir que aquí el implante ayuda en muchas ocasiones, por ejemplo al oir los pasos, aunque de momento me suenen como golpes.
sábado, 24 de enero de 2009
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