Día 246. Decúbito pepino

Hoy hablaremos de energía
Y me dirás: El banco te ha devuelto el recibo de la luz?
Y te diré: Peraaaaaaaaa

Se ha hablado entre comentarios de los tinitus (que técnicamente hablando serían “los putos pitidos en el orejo”) que muchos de los cocleados y sordetes degustamos con frecuencia.

Yo hay uno, agudo (como si salieras de la disco de estar pegao al altavoz), que no hay diosss que me lo quite.
Pero los graves (hablo de frecuencia) sí consigo quitármelos a volunté (buffet libre en francés, que sé idiomas).
Y para ello qué hago? Pues me relajo antes de acostarme.

Y dirás: cuenta, cuenta
Y diré: perakoooooñ…

Antes un poco de historia:
Empecé en esto hace un par de años, cuando pensaba que el estrés estaba haciéndome crecer el tumor. Probé muchas cosas, todas inocuas, pero voy a destacar las que me han ayudado a llegar a “mi método”.

Primero fue el Chikung. Un arte oriental parecido al Taichi (“chi” es energía) que consistía en unos movimientos lentos que tenía que hacer por la mañana y por la noche en casa, además de ir a las clases claro. Me ayudo bastante porque después de unos meses empecé a ver las cosas de otra forma, los grises se hicieron rosas, y juro que ni bebía ni fumaba cosas raras.

Como en todas estas técnicas hay un componente místico del que rehuyo siempre, pero descubrí que si hay intención, puedes cambiar las cosas.

También probé el Reiki, pero aquí si que el tema místico se acentúa demasiao pa mis creencias (ninguna), aunque perfeccioné bastante el movimiento de energías del Chikung.

Más tarde (aunque hubieron más) fui a clases de Bioenergía, donde entendí que la energía forma parte de nosotros tanto como la piel, y que puedes manejar las situaciones simplemente poniendo intención.

Hoy día tengo mi propio método, he eliminado lo que me sobraba de los otros y me he quedado con lo que te voy a contar. Y a mi me funciona.

Por la noche, al acostarte (entiendo en el momento antes de intentar dormirte, no vale antes de la caidita de Roma, al que le dejen, claro) túmbate boca arriba, en decúbito supino (en mi caso decúbito pepino), con las palmas hacia abajo. Te puede ayudar un cojin bajo las piernas. Respira despacio y relaja tus músculos como si se derritieran, procurando a cada exhalación que no haya tensión en ninguno.
No intentes mover ni un músculo, (por mucho que te pique la nariz) y permanece así unos minutos hasta que notes como si se te durmieran los miembros (viriles incluidos).
Si duermes en compañía, por favor, estate quietecic@, que estás meditando.

A mí a los pocos minutos en esta posición me desaparecen los tinitus.

Y me dirás: y si me duermo?
Y diré: pues no pasa nada, el inconsciente (sin insultar) sigue su trabajo

Y dirás: te has comprao otra botella de Cardhú?
Y diré: en que lo has notao?

Y dirás: pues yo no tengo tiempo pa tontás
Y diré: hombre, cada día te acuestas, no? No hay que sacar tiempo para esto, simplemente dormirte de otra forma.

Ahora en serio, si no lo pruebas no sabrás si funciona. Eso sí, es importante la constancia. No vale “hoy no pude” ni “hoy no me acordé”.

No pierdes nada, sólo ganas (del verbo ganar), y te levantarás más optimista que la Tutxi, que no es poco.

Ya me contarás.


PS: Mientras escribía el post me ha llegado un email de “Energy System”, una casa de electrónica. Casualidad?