Día 292. Abrazos

Hoy es jalogüen, noche de muertos

Y dirás: ¿vas a empezar otra vez?
Y diré: kallakoñ

Hoy me iba preguntando por los semáforos (en rojo eterno): porqué nos gusta lo oscuro, lo tenebroso, lo macabro?

Y me respondía yo solo. Tonterías, pa variar.

¿Quizá por hacernos los machotes cuando somos unos cagaos?
¿Quizá para liberar las incógnitas que tenemos a la propia muerte?
¿O porque queda mejor ponerse en el lado oscuro que en el “flower power”, que suena como amanerado?

Pues, a pesar de ser noche de difuntos, hago la pregunta al revés, pa desintoxicarnos de la lágrima:

Porqué nos da tanta vergüenza expresar nuestros sentimientos?

Porque es muy fácil dar un susto a un amigo, disfrazao de negro con unos colmillos del todo a cien. Es más difícil darle un abrazo y que no piensen que eres gay. Los tíos somos asinas. De jilipollas. Con g y con jota.

Nos empeñamos en demostrar eternamente lo machotes que somos y si hay que ponerse una calavera en el pecho, nos la ponemos.

Desde que estoy cocleado, como que me apetece más dar abrazos a mis amigos (y familiares, claro). Y lo hago. Y si tengo que darle dos besos, se los doy. Que piensen lo que quieran, que cojines.

Es como que se te ablanda el corazoncete, y no te apetecen las calaveras. Como que te notas más cercano.

Y si al que saludas es un comentaka, ya ni te cuento. Como hermanos de toda la vida.

Digamos que he aprendido a abrazar. Y me mola.

Con una excepción: los políticos: No los abrazaría nunca.

Entre esos tipos y yo hay algo personal.

PS: Para contrarrestar la balanza con lo de ayer, os dejo con una de las canciones más divertidad e irónicas de Serrat.
PS2: Dedicada al alcalde de esta mi comunidad, en esta su semana grande. Que se j…