Día 268. Apolítics Now

A las 7:15 recibí el primer codazo de Lucía. Hoy no vale esperar al segundo, eso solo pasa los lunes, que puedo quedarme los “10 minutitos” de más. Ducha, desayuno, prensa webera y listos para estar al amparo del tráfico barcelonés tres cuartos hora. Hoy “amparo” se ha pasao, y llegamos a la hora de sufrimiento. Al llegar me sumerjo en mis líneas de programación. Mis compañeros se mueven alrededor hablando un idioma que no entiendo, parecido al taiwanés. Hago un kitkat para bajar a hacer un bocata. Como casi cada mañana, de butifarra. Catalana. Y un Trina que ya me ponen sin que pregunte. Tres con cuarenta. Si es de ibérico, un euro más.

Y dirás: ¿ dejavú ?
Y diré: nooooo, hoy de butifarra, te lo acabo de decir
Y dirás: Vas a contar otra vez la rutina diaria
Y diré: nooooo, lisssst@ porque hoy se ha roto

Y es que a media mañana a habido una manifestación aquí abajo, tal como he "radiao" por twitPep, lo que ha partido la mañana en dos, como cualquier trasero (no se puede decir culo).
Han sido pocos, superados casi (o no) en número de Mossos. Al venir el capitán de los mismos al cabeza de la "mani" y decirles que se manifestaran en la acera y dejaran libre la calle Aragó, han aceptado sin rechistar. Pues no saldrán por la tele. Si no hay movida, no interesa a los medios.

La causa, justa, según he visto por internet, era la liberación de Amadeu Casellas, en huelga de hambre y estado crítico. Parece ser que incomprensiblemente lleva más de 20 años encarcelado por su pasado anarquista.

La política no es lo mío. De hecho no voto. Me da igual. Soy totalmente apolítico.
Seguramente más de uno me criticareis por ello. Y te diré: peraaaa, que lo razono.

Tenía un conocido (que yo creía amigo), de unos 50 y poco, cirujano, aunque siempre lo han tenido de jefe de grupos, hoy urgencias, mañana un departamento,...
Sabía moverse por los despachos, y siempre acababa arriba.
Para que os hagáis una idea de su grado de responsabilidad, un día fuimos a comer, de vez en cuando le apetecía charlar conmigo. Nos trincamos la botella entera de vino, mientras me contaba sus penas. Por la tarde tenía que operar.
Por aquel entonces ya iba subiendo en política y era conseller en el Parlament de Catalunya. Un día me dio un paseo por la "Gene", como les gusta llamar a la Generalitat. Por los pasillos saludaba a casi todo el que se cruzaba, fuera del partido que fuera. Se notaba cuando eran de su afiliación porque despotricaban del contrario, vanagloriándose de sus éxitos y escaños, intercambiándose jefaturas de todo, como cromos de la liga de fútbol. El pueblo llano, a los que tanto saludan en los mítines, les importaba una mierda (en este caso SI se puede decir en el blog).

Ese mundillo con sus engaños, miserias e hipocresías se ve muy bien reflejado en el "Mauricio", creo que por eso me ha enganchado.

El buen hombre dejó de llamarme para comer. Ni me llamó en la primera operación que tuve, sabiendo que era complicada. Dejé de existir en su agenda, seguramente no le podía ofrecer nada interesante ya, que sí hacían sus nuevos y trajeados amigos del gremio.

Un día que volví a mi pueblo lo vi. Primero en los carteles electorales que llenaban medio Sant Feliu porque se presentaba a alcalde. Luego me lo encontré por la calle, yo iba en el coche. No me apeteció saludarle.

No fue rencor. Fue lástima.