Día 260. Placeres

Esta vida está llena de placeres, que alguien nos puso ahí sin advertirnos de que todos tienen algún “pero”. Ahí van unos cuantos.

El placer de fumar
Cuando se trata de encender un buen habano y quemarlo con paciencia dicen los que fuman que es como estar en el cielo.
Fumar por vicio llenándote de alquitrán los pulmones, no es lo más aconsejable para la salud. Y echar el humo a los que no fuman, tampoco.

El placer del chocolate
Dicen que es el sustituto del sexo (he tirado a la basura todo el que he encontrao en casa) y uno de los mayores gustitos pal sentido del gusto. Poc@s pueden probarlo sin soltar la onomatopeya “mmmmmmmm”.
Por desgracia, a la mayoría, les produce algún kilito de más.

El placer del otro chocolate
Jamaicanos y holandeses son felices, o eso creen, envueltos en esa humareda de olor característico (yo lo llamo peste).
El abuso no es recomendable. Yo diría que el uso tampoco. Pero allá cada uno.

El placer de la carne
Donde se ponga un buen entrecot o un buen solomillo, que se quiten las pizzas y las hamburguesas (¿o te pensabas que hablaba de otra cosa?)
El ritmo de vida y el precio, hacen que nos decantemos por lo segundo.

El placer de la otra carne (ahora sí)
De jovencito no se piensa en otra cosa. De mayor tampoco, aunque algunos más que otros (¿verdad F.M.?).
Si se usa sólo una cabeza puede acarrear embarazos no deseados.
El abuso, en los que tenemos pareja estable NO tiene efectos secundarios.
Repito: NO los tiene (espero que leas esto, Lucía)

El placer del bebercio
Un sorbo de un buen vino es una delicia para los sentidos. Para el gusto, evidentemente. Para el olfato, porque muchos sabores son olores. Para la vista, por el color, según los sibaritas.
Y después del postre un buen malta, si es GlenRothes o similar mejor, aunque conviene no abusar por eso.
Y dirás: ¿por la cirrosis?
Y diré: no, por los 40 euros de la botella

El placer del comercio
No hay como una buena mesa para despertar todos los sentidos (aunque si la mesa es de navidad, con todos los familiares, lo que despierta muchas veces es el mal genio).
Un arroz con bogavante (plato oficial de las kedas), y una buena conversación (también hay mucho de eso en las kedas, sorprendentemente), regado con un buen caldo (y no de Aneto, que tiene mala rima) y que se quite el placer del fútbol, las corridas… y hasta los toros.
También es perjudicial, crea adición. Lo de las kedas digo.

El placer de la música
Aquí quería llegar yo y la que he liao pa hacerlo.
No es lo mismo ir a un concierto de U2 que escuchar a una orquesta. Lo primero puede parecer placentero, pero creo que escuchar la música a esos niveles, a parte de hacerla poco reconocible, te deja con un buen tinitus durante una temporada. Eso sí, la experiencia y el éxtasis de un concierto son indescriptibles.

Escuchar los instrumentos “unpluggeds” (sin enchufes) es otra cosa. Me quedé con las ganas cuando tenía 2 orejos de disfrutar de una Big Band. Lo hice con uno sólo (el Concierto de Sinatra del que hablé). Aún así lo disfruté.
En el mismo Palau pude oír a Santiago Auserón (Radio Futura) meses antes, otro de mis favoritos, casi “unplugado”. Por desgracia ya no lo escuchaba bien.
Me quedé con las ganas de ver a Miguel Ríos con su Big Band, aunque pude disfrutarlo en mp3.

Hoy venía en la prensa las limitaciones que van a ponerle a los mp3 para que no se escuchen fuerte, aunque ya se sabe: hecha la ley, hecha la trampa.
He visto encuestas sobre el tema y casi la mitad opinan que es una tontería y que hay temas más importantes.
Naturalmente lo dicen los normoyentes.
Allá ellos. Si lo que quieren es venir al hermoso mundo de los “qués” tienen la puerta abierta, mientras más seamos, más reiremos.

En definitiva, recuerdo el estribillo de una canción de Pata Negra que resumiría a la perfección lo que quiero decir con este post:

Todo lo que me gusta es ilegal, es inmoral o engorda

¡ Qué putada !